Robar un banco es un delito,
pero más delito es fundarlo
Bertolt Brecht
Hace un tiempo era muy común escuchar o leer acerca de los desahucios. En la década pasada, en España, miles de familias (no existe una cifra exacta) fueron despojadas de su vivienda o echados del sitio en el que vivían por la imposibilidad de pagos del alquiler o las hipotecas.
Los métodos empleados para desalojar a las personas causaron indignación entre diversos sectores de ese país y a nivel internacional, pues casos ha habido en los que la gente que se queda sin techo es anciana, sin posibilidades de trabajar ya sea por enfermedad o por la edad misma.
A estas alturas, aún hay quienes se empeñan en vender la imagen de España como ejemplo, particularmente para México. Los desahucios son la punta del iceberg de un país cuyos índices de desempleo y desigualdades son de los más elevados de las naciones que conforman la Unión Europea. No obstante, los desalojos no son nuevos ni exclusivos de dicha nación.
En este espacio ya recomendé la lectura de Manhattan Transfer (1925), una novela de John Dos Passos (Chicago, 1896-Baltimore, 1970) en la que aborda la deshumanización de la sociedad empujada hacia lo que es llamado «el progreso».
Mi recomendación de esta semana es una novela que tiene que ver justamente con desahucios, despojos, desigualdades e injusticias: Las uvas de la ira (Promexa/Diana, 1979), de John Steinbeck (California, 1902-Nueva York, 1968), quien en 1962 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura y que, como Dos Passos, perteneció a ese grupo de autores que conformaban la «Generación perdida».
Publicada en 1939, Las uvas de la ira levantó polémica entre el sector tradicionalista –e hipócrita– de la sociedad estadounidense. Hacia 1929, la Gran Depresión sumió a los Estados Unidos en una crisis que, como toda crisis, afectó, primero y en mayor medida, a la clase trabajadora. Esta crisis provocó que cientos de familias de estados del sur se desplazaran en busca de paliar la marginación a la que los campesinos fueron sometidos.
La novela de Steinbeck está ambientada en la década de los treinta y narra la historia de los Joad, una familia que se ve obligada a abandonar sus tierras por la eternamente insaciable voracidad de los bancos. Sin tierra y sin trabajo, embestidos por la miseria, los integrantes deciden viajar hacia California, pues se ha rumorado que allí las cosas pintan bien y hay trabajo y comida para todos.
Tom Joad, el protagonista, vuelve a su tierra luego de haber estado preso. Pero se encuentra con la nada, con la ausencia de su familia; después se entera del viaje y se une a la aventura, acompañado por el predicador de la comunidad.
Las carreteras están llenas de camiones cargados de familias y lo poco que pudieron rescatar; todos van en busca de un sueño californiano. Sin embargo, también los hay quienes vuelven de la búsqueda y advierten del exceso de trabajadores y la pírrica paga. Sin embargo, eso no desanima a los Joad y deciden seguir, comprobar por ellos mismos el desencanto. La novela relata todas las desavenencias que esa familia debe librar en su búsqueda por sobrevivir.
La obra en sí es una denuncia y cuestiona las prácticas del capitalismo. El autor la escribió basado en artículos periodísticos que él mismo escribió en los que daba cuenta de la situación de los trabajadores del sur de los Estados Unidos, principalmente en los campos de cultivo.
Steinbeck retrata la realidad de un país donde la miseria y los abusos son una realidad; las situaciones que se narran podrían rayar en lo extremo, pero no son sino un reflejo de la vida en el llamado «país más desarrollado del mundo».
Hoy en día, en pleno siglo XXI, esta obra es censurada entre las familias más conservadoras del país vecino del norte, enquistadas en una sociedad consumista e individualista, imposibilitada para echar una mirada al otro. Se trata de una novela extensa (511 páginas en la citada edición), pero con un tono fluido que permite una lectura rápida.
Respecto del autor, hay que decir que Steinbeck perteneció a la llamada «Generación perdida», de la cual también formaron parte escritores estadounidenses de la talla de Ezra Pound (1885-1972), William Faulkner (1897-1962; Nobel en 1949), John Dos Passos (1896-1970), Ernest Hemingway (1899-1961; Nobel en 1954), F. Scott Fitzgerald (1896-1940), entre otros.
Este grupo fue crítico del capitalismo y cuestionó de forma severa los conflictos bélicos. En la obra de estos autores es común encontrar cierto pesimismo y las crueldades que conllevan las guerras, así como las injusticias que derivaron de la depresión económica de su país.
Las uvas de la ira es un texto que se publicó por primera vez en 1939, pero cuyos problemas abordados por Steinbeck continúan vigentes y parecen ensancharse conforme aumentan las ambiciones de las élites.
En 1940, John Ford dirigió una película basada en esa novela, con Henry Fonda como protagonista. La cinta obtuvo seis nominaciones al Oscar y se hizo acreedora a dos: Mejor Director y Mejor Actriz de Reparto (Jan Darwell).
Otras obras destacadas de John Steinbeck son De ratones y hombres (1937), La perla (1947), Al este del Edén (1952), Dulce jueves (1954), entre otras.
TOMADA DE LA WEB
John Steinbeck se hizo acreedor al Premio Pulitzer en 1940. Los sectores tradicionalistas lo criticaron por sus ideas políticas a favor de la clase trabajadora.
TOMADA DE LA WEB
Fotograma de la adaptación de Las uvas de la ira dirigida por John Ford en 1940.