• Tras la Guerra Fría, la carrera espacial se “desinfló”; actualmente prioriza misiones robóticas más eficientes que las tripuladas por humanos: William Lee, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM.
• “No dejemos nunca de pensar en lo imposible”, recomendó Jesús González, director del Instituto de Astronomía, como lección de la llegada del hombre a la Luna hace 50 años.
• Durante la mesa redonda “Cuando pisamos la Luna”, la investigadora emérita del IA, Silvia Torres, recordó que, en aquella época, se realizaron 78 misiones espaciales en pocos años.
La llegada del hombre a la Luna demuestra que los grandes proyectos pueden servir como catalizadores para desarrollar capacidades y ser generadores de actividad económica y bienestar social, afirmó William Lee Alardín, astrónomo y coordinador de la Investigación Científica de la UNAM.
Durante la mesa redonda “Cuando pisamos la Luna”, organizada por el Instituto de Astronomía (IA) para conmemorar la hazaña espacial ocurrida hace medio siglo, Lee Alardín, Silvia Torres y Jesús González, astrónomos del IA, de diferentes generaciones y quienes han dirigido esa entidad académica, narraron sus experiencias personales en torno a la hazaña de 1969, que marcó avances científicos y vocaciones.
La carrera espacial no va al ritmo que se esperaba tras la llegada del hombre a nuestro satélite natural, en 1969; después de la Guerra Fría “se desinfló”, se hizo más lenta y ahora prioriza misiones robóticas más eficientes que las tripuladas por humanos, dijo Lee Alardín.
Esa proeza demostró que “lo que se haga en un momento dado importa para lo que se puede hacer en el futuro”, como llegar a Marte, en donde el robot “Curiosity” captura y analiza muestras de rocas, y para donde se planea una misión tripulada por humanos para 2050, resaltó.
Remembranzas
Silvia Torres, quien en 1969 ya había terminado su doctorado en Astrofísica, recordó que la Luna ha despertado la imaginación del ser humano, por ello existen muchas representaciones de ella y ha sido inspiración de obras literarias, pictóricas y cinematográficas de todas las épocas, como la novela “De la Tierra a la Luna”, de Julio Verne, o la cinta “2001: Odisea del Espacio”, dirigida por Stanley Kubrick.
En el auditorio Paris Pishmish del IA, la investigadora emérita destacó que el primer satélite artificial de la historia fue el “Sputnik 1”, lanzado por la Unión Soviética en 1957. “Más tarde se sumó la NASA y empezó la carrera espacial para llegar a la Luna”. En aquellos años hubo 78 misiones a nuestro satélite natural, que significaron una efervescencia con intereses científicos, pero también políticos.
Jesús González, astrofísico y actual director del IA, terminaba la primaria cuando el hombre llegó a la Luna, desde entonces mostró su fascinación por una carrera espacial que en los años 60 y 70 inundó la pantalla de televisión con series de ciencia ficción como “El túnel del tiempo”, “Viaje a las Estrellas” o “Los Thunderbirds”, recordó.
Para González, además de inspirar y fomentar la imaginación, la lección de la llegada a la Luna es que “no dejemos nunca de pensar en lo imposible. Sin ciencia no hay futuro, e invertir en ella significa saber y tener independencia”.
William Lee no había nacido cuando ocurrió el hallazgo, pues llegó al mundo unas semanas después del icónico 20 de julio de 1969. “Con los años conocí el evento en revistas de la época y me impactó profundamente”, reconoció.
En ese año se reunieron factores políticos, militares y científicos para que esta efervescencia fructificara, concluyó.