La cantante Katy Perry fue una de las seis mujeres que protagonizaron el primer vuelo suborbital exclusivamente femenino a bordo del New Shepard, el cohete desarrollado por Blue Origin. Junto a ella viajó Lauren Sánchez, periodista y prometida de Jeff Bezos, quien también participó activamente en el diseño de los trajes que utilizaron durante la travesía espacial.
Este histórico vuelo despegó desde el oeste de Texas y alcanzó más de 100 kilómetros de altitud, cruzando la línea de Kármán, que marca el límite entre la atmósfera y el espacio exterior. Durante aproximadamente diez minutos, las tripulantes experimentaron condiciones de microgravedad, flotando libremente dentro de la cápsula.
Un rediseño pensado para mujeres desde cero
A diferencia de misiones anteriores, donde los trajes suelen adaptarse de modelos masculinos, Sánchez impulsó un rediseño completo con enfoque femenino desde su origen. Para lograrlo, se alió con la marca de moda Monse y con la firma Creative Character Engineering, responsable de confeccionar los trajes.
Tecnología y materiales del traje
Los trajes fueron elaborados con neopreno elástico resistente al fuego, lo que brindó mayor flexibilidad, comodidad y seguridad durante el vuelo. A nivel estético, se diseñaron como monos enterizos con cuello mandarín ligero, doble cremallera frontal, y cremalleras en las pantorrillas que aportaban un estilo acampanado, inspirado en la ciencia ficción y en el vestuario de Elvis Presley.
Cada traje fue creado a medida gracias a escaneos corporales en 3D, lo que aseguró un ajuste perfecto, mejor movilidad y eliminación de incomodidades. Además, se añadieron bolsillos discretos en los brazos y se eliminaron los de las piernas para evitar volumen innecesario. El diseño también incorporó un efecto visual degradado en los costados, que ayudaba a estilizar la figura.
Más que funcionalidad: una expresión de poder femenino
Este rediseño no solo respondió a criterios técnicos, sino también a una intención simbólica. Sánchez explicó que buscaban que cada mujer se sintiera cómoda, poderosa y auténtica, sin perder su estilo personal. La estética del traje desafió la visión tradicional de los uniformes espaciales, aportando una perspectiva más inclusiva y representativa de la diversidad corporal femenina.
Con este vuelo y su innovadora indumentaria, Blue Origin no solo marcó un hito en la historia de los viajes espaciales, sino que también abrió la puerta a una nueva forma de pensar el diseño aeroespacial: más humano, personalizado y con enfoque en la equidad de género.