Turismo

Alfarería de barro en Tlayacapan Entre cazuelas, comales y jarrones

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La alfarería del pueblo mágico de Tlayacapan, es una actividad milenaria, las civilizaciones prehispánicas ya daban cuenta en este lugar, del trabajo artesanal de elementos de barro con funciones ceremoniales en estos sitios.

Una mezcla perfecta entre diferentes tipos de tierra (barro), agua y plumilla, permiten al artesano crear figuras representativas de sus orígenes, con moldes hechos por ellos mismos y procesos que han sido modificados debido a la demanda de sus piezas, clima y cambios en los propios diseños de los artesanos del pueblo, esto con ayuda del Dios Sol para secar las piezas y del Señor Fuego para cocerlas en sus antiguos hornos, dan como resultado verdaderas obras de arte que hoy en día se exhiben, comercializan y venden en las calles empedradas de este hermoso pueblo llamado el Corazón de los altos de Morelos.

En un principio, elementos utilitarios como cántaros, comales, ollas, cazuelas, platos, jarros y jarrones eran los que integraban la oferta artesanal de este pueblo, posteriormente elementos decorativos como macetas, vajillas, floreros, ceniceros y cruces se sumaron a la propuesta artesanal y son los que se ofrecen a los visitantes y turistas. Hoy en día y derivado de un fuerte proceso de transculturización encontramos señoras gorditas, balones de futbol, alcancías, súper héroes, calabazas de Halloween y un sin fin de elementos que poco tienen que ver con nuestras costumbres y tradiciones, sin embargo, ya forman parte del imaginario colectivo de la gente y de la oferta de los artesanos.

Los artesanos del barro, han tenido que adaptarse a la demanda colectiva del consumidor, modificando con ello sus diseños en cuanto al gusto y necesidades de la gente. Hablamos de transculturización cuando la identidad de una sociedad se va modificando en cuanto a formas y costumbres, con ello la alfarería de Tlayacapan, es un reflejo de la necesidad de la sociedad por pertenecer a diferentes sectores y adaptarse a diversas corrientes culturales, es decir, mantener un arraigo cultural tradicional de un trabajo artesanal que les ha dado identidad cultural, social y política. Hoy en día, conocer y recorrer la alfarería de Tlayacapan, es una experiencia llena de color, formas, texturas, diseños y corrientes culturales que sin duda llenan de experiencias únicas al turista.

Existen familias tradicionales que se han dedicado a la producción de barro durante décadas, como la Familia Santamaría, la Familia Nopaltitla, la Familia Allende, que por su labor y experiencia hoy en día han logrado exportar sus piezas al extranjero y dejar su olor a barro por los cinco continentes. Con ello, mantienen viva la tradición, usos y costumbres de su sociedad. Sin embargo hace falta incentivar e impulsar el trabajo artesanal de los alfareros, debido a que cada vez menos familias se dedican a esta extraordinaria labor.

Tlayacapan es un pueblo que aún huele a barro, hoy en día los recorridos turísticos contemplan la visita a los talleres de barro donde el visitante, puedes tener la extraordinaria experiencia de sentir la tierra en sus manos, de barro y de plumilla, identificar el olor a barro crudo y sentir el calor de sus hornos a la hora de finalizar la pieza.

Asistir a un taller de barro, es entrar a la dimensión de la vivienda vernácula, la casa del artesano, a sus orígenes, donde en entre sus cocinas de humos, sus gruesos muros de adobe y piedra y, sus patios mantienen viva la identidad y arraigo de su pueblo, de su herencia cultural que ha sido traspasada por décadas; puedes contemplar las manos alfareras de todas las edades, desde el mayor que moldea una pieza hasta el niño que saca la misma a que le dé el sol.

Encuentras también en estos recorridos, caminatas extensas para conocer las capillas que representan la parte espiritual y de fe de los habitantes de su pueblo; casas viejas, con olor a barro, pan artesanal, música de banda de viento, chinelos, arquitectura, cocina tradicional y un sinfín de artesanías que muestran al visitante una experiencia única de recorrido; puedes tomar un transporte local y recorrer sus barrios como, San Andrés Cuauhtempan, San José de los Laureles, San Agustín Amatlipac y Vivianas y así disfrutar de la magia, del paisaje natural y cultural que este lugar tiene para ti.

Así que cuando necesites comprar macetas, comales, jarrones, vajillas, utensilios, recuerdos, rosarios, cántaros, cruces, comales y ollas hechos con amor, no olvides visitar Tlayacapan.

 

Mtra. Marcela Lima Gómez

Profesora invitada

Escuela de Turismo UAEM

 

 

 

 

 

 

 

 

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