Entre los pendientes a resolver en la práctica del turismo, a reserva de su consolidación, ampliación o regulación, se identifica la mitigación de los impactos ambientales que ésta genera en los sitios donde se lleva a cabo; sobra comentar la cantidad de residuos observados en un área natural o en sitios culturales asociados a ello.
Entre los efectos más dañinos, como se divulga ya, y que identifica incluso islas completas en el mar, se observa la disposición de botellas de plástico. Si se considera que en México, la tercera parte de los residuos producidos en el hogar o en sitios de convivencia son botellas, entonces es posible estimar uno de los principales impactos del turismo. A nivel nacional, se estima que por cada ciudadano, se producen 200 botellas de plástico en promedio, pero en términos generales se consumen cerca de 722 mil toneladas al año.
Ahora bien, México es reconocido como uno de los destinos turísticos más importantes a nivel mundial ocupando el sexto lugar entre los más visitados y el quinto entre los destinos más buscados, incluso se le reconocen cualidades como la calidez de su gente y las maravillas naturales, arqueológicas y culturales, las cuales han permitido alcanzar una posición competitiva en el sector, no solo en la región de en América Latina sino en el mundo, según el Foro Económico Mundial (FEM). Considerando la primera parte del 2019, por ejemplo, se estiman 36.5 millones de turistas internacionales que ingresaron al país, lo cual representa un ingreso de 20 mil 184 millones de dólares por concepto de viajeros. Al mismo tiempo, las playas mexicanas resultan ser los sitios más visitados, seguido por las naturales y las zonas históricas o arqueológicas.
Morelos en particular, encuentra cualidades turísticas atractivas para el sector, incluyendo arquitectura, sitios históricos, patrimonio cultural, atractivos naturales e incluso, condiciones ambientales relativamente agradables, lo que lo ha llevado a ser un lugar preferido por los visitantes. De hecho, la actividad turística de la entidad es considerada central para su desarrollo económico de forma que se ha posicionado entre una de las que se debe conocer, en virtud de que se registran en promedio 245 mil turistas que permanecen entre 10 y 15 días, mientras que son 250 mil visitantes y excursionistas que se quedan de uno a tres días en el período de semana santa por ejemplo.
Entre los lugares más concurridos localmente, se encuentra la Ciudad de Cuernavaca, el pueblo de Tepoztlán y el lago de Tequesquitengo. No obstante, para sostener el atractivo por sí mismo, resulta pertinente plantear políticas para mitigar la generación de impactos derivados de esta actividad. En este sentido, si se reflexiona sobre los impactos negativos del turismo, la generación de residuos es uno de ellos, particularmente debido al uso de plástico, el cual es unos de los más difíciles de manejar, y sus características resultan altamente tóxicos y contaminantes. De hecho se estima que en Morelos se producen 2 mil toneladas de residuos al día, es decir, 1.1 kg por persona y del total generado, 200 toneladas corresponden a residuos plásticos de los cuales 68% son botellas. De igual forma, 113 de 1,126 toneladas producidas en Cuernavaca, 64% corresponde a botellas de este tipo. Ahora bien, considerando que el tema del plástico ha cobrado relevancia por sus implicaciones ambientales y su prevalencia en la composición de Residuos sólidos urbanos, no solo en México sino en el mundo, resulta pertinente generar estrategias para su control y regulación, ya que se trata de un material inorgánico persistente es decir, que tarda mucho tiempo en su degradación.
Cuando son dispuestos en ecosistemas terrestres y marinos, por ejemplo, tiene consecuencias graves como la muerte de 100 mil organismos a causa de intoxicación, pero sus químicos tóxicos también se transfieren al tejido animal que pueden ser ingeridos por los humanos; en las playas del Caribe mexicano, un icono turístico de México, el sector es responsable de un alto grado de deterioro debido a la cantidad de residuos cuyo destino final es el mar. De hecho, los plásticos de un solo uso incluyen botellas, bolsas, utensilios de comida, etiquetas, envolturas, de los cuales, de 60 al 80% se encuentra flotando o sumergidos en el mar. Incluso a nivel nacional se estima que de los 827 fragmentos de “basura” recogidos en las playas, 396 correspondieron a plástico (botellas y bolsas), seguido por colillas de cigarro con 136. En este sentido, el volumen de residuos puede incrementarse según la temporalidad de los visitantes, teniendo mayor incidencia en playas, pueblos mágicos o ciudades como es el caso de Morelos; en consecuencia, el turista promedio genera 1.5 kg de residuos per cápita, es decir, dos veces más que un residente local. Aunado a ello, se calcula que este sector produce cerca de 360 toneladas al mes, registrando un incremento de 500% en la actualidad.
Por tanto y a pesar de que el turismo representa una alternativa económica para las regiones que cuentan con alguna característica ambiental o cultural relevante como es el caso de Morelos; las estrategias que permiten su aprovechamiento tienen que incluir la mitigación de los impactos derivados de su práctica, como resulta la generación de plásticos, que incluso se ha vuelto política pública en otras entidades como la Ciudad de México, donde se ha propuesto la interrupción de su uso. En este escenario, toda práctica turística tiene que pensarse en términos del desarrollo, protección, conservación y aprovechamiento apropiado de los recursos, de forma que dicho sector, no se vulnere en el corto y mediano plazo, ya que una proporción importante de población e incluso la entidad misma, dependen de ello.
Karla Daniela Flores Trujillo
Cesar Augusto González Bazán
Rafael Monroy Ortiz
Profesores de la UAEM
Fotografías:
Ernesto y Adalberto Ríos Lanz