Este hermoso casco antiguo se encuentra ubicado sobre la carretera que parte de Alpuyeca hacia Xochicalco y las Grutas de Cacahuamilpa, justo antes de cruzar el puente Cocoyotla sobre el río Chalma. Saliendo desde Cuernavaca se observa el maravilloso paisaje natural y pintoresco de los pueblos de la zona sur poniente Alpuyeca, Miacatlán, Mazatepec y Tetecala para finalmente llegar a Coatlán del Río.
El testimonio más antiguo de la fundación de esta fábrica data del año 1737, cuando en documentos históricos se hace mención de un trapiche para fabricar panela, que fue de Juan Morales, quien lo heredó a María Morales y a Martín de la Fuente, para finalmente heredarlo en ese año a Pedro de la Fuente, avecindado del cercano pueblo de Malinalco y mercader de oficio, lo que permite suponer que para estas fechas ya llevaba algún tiempo funcionando.
Para 1746 ya era un trapiche de cierta importancia, con cuatro calderas, canales para el caldo, tanques y un cazo que servía de enfriador, todo dentro de un edificio de cal y canto con techos de tejamanil. Para el año de 1790 la población de la comunidad ascendía a 130 habitantes.
Durante las siguientes décadas el ingenio siguió creciendo y una placa al pie de la torre del campanario, justo antes de ingresar a la capilla, dice lo siguiente: “Esta torre la hizo el Maestro Miguel Aguilar en el año de 1837. Siendo dueño de esta Hacienda Don Antonio Silva; costó cinco mil pesos con la obra material, y sus campanas son obra de Romualdo Guadarrama.”
Como paso obligado hacia las Grutas de Cacahuamilpa, esta majestuosa hacienda, reconocida por sus bellos jardines, sus hermosas huertas de naranjos y cocos; hospedó a innumerables viajeros, entre ellos al barón Alexander Von Humboldt, a la Emperatriz Carlota, al escritor don Francisco Zarco y en el año de 1841 visitó esta finca la marquesa Calderón de la Barca.
Para el año 1874 aparecen como propietarios Guadalupe Rubio, Ignacio Lara y Medina y un señor Antúnez y se reporta una producción de 15,000 arrobas (172.5 toneladas) de azúcar por el procedimiento antiguo y otra cantidad igual por el nuevo procedimiento de turbinas.
En 1889 se informaba que la hacienda era propiedad de don Agustín Monterde y es hasta el año 1899 cuando pasa a manos de don Romualdo Pasquel, logrando producir 178 toneladas de azúcar, 278 toneladas de miel mas 278 toneladas del dulce con el nuevo procedimiento de centrífugas.
En el año 1900 obtienen premios en la Exposición Universal de Paris los productos enviados desde esta hacienda.
Para 1903 se incorporó maquinaria moderna fabricada en Inglaterra lo cual amplió la producción, requiriendo necesariamente mas tierras, más agua y mayor fuerza laboral, por lo cual don Romualdo Pasquel construyó un canal para tomar las aguas del río Chalma desde los límites del estado de México.
El movimiento armado de la revolución del sur ocasionó que el ingenio dejara de producir y sus tierras se distribuyeran entre los ejidos de Coatlán del Río, Cocoyotla, y la Colonia Morelos dentro de la entidad y El Ahuacate, Santa María Xoquiac y San Andrés del vecino Estado de México, quedando únicamente 30 hectáreas a la hacienda. Para las zafras de los años 1912 y 1913 en las estadísticas de producción de las haciendas aparece que la producción de miel y azúcar fue totalmente quemada.
En la década de los cincuenta se vendió a la empresa Canales y Compañía que lo operó por corto tiempo, pues los créditos y los problemas laborales ocasionaron que en 1960 se lo quedara, Nacional Financiera, en el chacuaco y en los portones de acceso aún se aprecia el logotipo de Canales y Compañía.
Actualmente sólo quedan pocas hectáreas al casco antiguo, sin embargo, aún se puede disfrutar de su hermosa capilla y campanario, un parte del acueducto, el gran chacuaco, parte de la casa grande, el acceso con una hermosa arquería y balcones, así como otros grandes espacios y áreas verdes.
Hoy en día, un grupo de habitantes de Cocoyotla, algunos de ello nietos de trabajadores y peones de la hacienda, se han dado a la tarea de realizar trabajos de mantenimiento, limpieza y jardinería, con el fin de que la gente que desee rentarla para eventos sociales y culturales, pueda disfrutarla y recórrela, asimismo, cuenta con acceso por una modesta cooperación para ingresar a todos los rincones de este bello lugar, lo cual ayuda al mantenimiento de esta hermosa hacienda.
La Facultad de Arquitectura y la Escuela de Turismo de la UAEM, en coordinación con el Centro INAH Morelos, la Sociedad para el Patrimonio Cultural A.C. y el ICOMOS Morelos, trabajarán durante los siguientes meses, de la mano con la comunidad, para apoyar y colaborar en programas, tareas y proyectos que coadyuven con la restauración, conservación, promoción, difusión, puesta en valor y nuevo uso de este gran patrimonio cultural edificado, logrando con ello la integración de un corredor turístico de la zona sur poniente de Morelos, sumando elementos de arquitectura, cocina tradicional, senderismo, turismo rural entre otros; esperando que nuestras autoridades municipales, estatales y federales se sumen a este gran esfuerzo y algún día volver a disfrutar de todas estas haciendas abandonadas o en ruinas con un nuevo uso, se vale soñar!
¡Conocer es conservar!
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS:
GERARDO GAMA HERNÁNDEZ
DIRECTOR DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
BIBLIOGRAFÍA:
Haciendas de Morelos.
Brígida Von Mentz, Beatriz Scharrer, Alfonso Toussaint, Sergio Estrada Cajigal
México, 1997.
Crecimiento y rebelión. El desarrollo económico de las haciendas azucareras en Morelos 1880-1910.
Roberto Melville
México, 1979.