El sismo del 19 de septiembre del año 2017, el cual se produjo a las 13:14:40 horas con epicentro al sureste de Axochiapan, Morelos; trajo como consecuencia lamentables pérdidas humanas y que, este domingo en Explora Morelos, rendimos un homenaje a las personas que perdieron la vida y reconocemos el valor y la solidaridad de todos los socorristas y voluntarios que trabajaron arduamente salvando vidas y apoyando a las comunidades durante los meses posteriores.
A cuatro años de este desastre natural, vale la pena conocer también la pérdida del patrimonio cultural edificado que prácticamente fue destruido por el sismo; según la autoridad estatal de Protección Civil, fueron más de 23,000 viviendas dañadas en todo el estado de Morelos, de las cuales mayormente fueron arquitectura tradicional, vivienda vernácula, es decir, casas de adobe o piedra con techos de madera y tejas que se encontraban registradas en los Catálogos de bienes inmuebles del INAH por su alto valor cultural, sus técnicas de construcción ancestrales, su tipología, su belleza arquitectónica, su herencia familiar y por haber sido construidas entre los siglos XIX y principios del XX, este patrimonio perdido se dio principalmente en los municipios de Tepalcingo, Tetela del Volcán, Jojutla, Axochiapan, Ayala, Puente de Ixtla, Ocuituco, Tepoztlán, Tlaquiltenango, Jonacatepec y Tlayacapan entre otros.
De igual forma, prácticamente todos los inmuebles o monumentos históricos del estado de Morelos resultaron dañados en diferentes escalas y niveles, de esta manera, las haciendas, los conventos, las capillas y templos religiosos, los acueductos, algunas alcaldías, los puentes y todos aquellos inmuebles históricos construidos entre los siglos XVI al XX resultaron severamente dañados. En Cuernavaca, el Palacio de Cortés y el templo y convento de la Asunción de María, mejor conocido como la catedral, resultaron severamente dañados.
Sin embargo, gracias a la oportuna intervención de la Coordinación Nacional de Monumentos del INAH federal y al Centro INAH Morelos, se pudo detener el posible colapso de varios inmuebles e inmediatamente rescatar e intervenir para su restauración y rehabilitación prácticamente la totalidad de los inmuebles y monumentos históricos de la entidad, para que, posteriormente se logre un proceso de conservación y gestión del patrimonio cultural edificado.
Sin duda, aún falta mucho por hacer, la restauración de los inmuebles históricos se realiza con técnicas y materiales tradicionales, (cal, polvo de tezontle, piedra, baba de nopal, alumbre, madera, etcétera), los trabajadores de la construcción son verdaderos artistas que van cosiendo y moldeando los muros, las cúpulas, las bóvedas y las estructuras dañadas para devolver su brillo y majestuosidad y, este proceso lleva su tiempo.
Lamentablemente, el paisaje cultural de los pueblos de Morelos se ha transformado, el color sepia de sus muros de adobe y rojizo de sus tejados ha cambiado por el gris de los blocks de cemento-arena y losas de concreto.
Desde la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, después del sismo y antes del encierro por la pandemia por el Covid-19, se realizaron levantamientos de daños en viviendas e inmuebles históricos, asesoría por parte de estudiantes y profesores, talleres para apoyar la autoconstrucción de viviendas de adobe, apoyo psicológico, brigadas de voluntarios, donación de víveres, herramientas, ropa y agua, campañas de salud, entre otras tantas acciones para apoyar el restablecimiento de las comunidades de Morelos.
El territorio del estado de Morelos es vasto en expresiones de patrimonio cultural, en ese sentido, estoy cierto que, en un par de años, los inmuebles y monumentos históricos volverán a florecer y volveremos a ver las altas torres de campanarios, las enormes cúpulas, las altas espadañas y los grandes chacuacos alzarse entre los pueblos y valles de este hermoso estado de Morelos. Y una vez superada la pandemia volvamos a encontrarnos en familia y amigos para recorrer las calles empedradas de los pueblos y ciudades, convivir con su gente, participar de sus fiestas tradicionales y ferias, asistir a sus carnavales, adquirir artesanías, disfrutar de sus danzas y personajes, tomar fotografías, respetar y convivir con el medio ambiente, degustar su cocina tradicional, comprar en sus mercados, pero, sobre todo, volver a abrazarnos.
TEXTO:
GERARDO GAMA HERNÁNDEZ
PROFESOR Y DIRECTOR DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
IMÁGENES Y FOTOGRAFÍAS:
RAFAEL MONROY Y ARCHIVO UAEM