El turismo es un creciente sector de la economía mundial, por su papel para el desarrollo económico de los países en donde son aprovechadas las condiciones ambientales y culturales locales. El patrimonio material e inmaterial en particular, representa los escenarios que sostienen la oferta turística local, sin embargo la cultura involucra no solo las creaciones heredadas del pasado, sino también estructuras organizativas y formas de relación interna que le sostienen.
Las relaciones sociales e históricas ocurridas en toda clase de sitios resultan invaluables en términos de su diversidad y complejidad, sin embargo siendo objeto central del turismo, éstas han estructurado una importante fuente de valorización para los países. Si bien el papel económico del sector es determinante para el desarrollo, la conservación del patrimonio también representa una tarea fundamental para la sociedad. Ante esta dualidad funcional del patrimonio cultural, es posible identificar el riesgo mismo de su pérdida como valor histórico, específico e insustituible frente a múltiples factores externos sociales o ambientales mismos; se trata entonces de una riqueza frágil. En consecuencia, hacer turismo a partir de la cultura es una estrategia que también contribuye a la transmisión de conocimientos tradicionales entre las generaciones en la medida que se promueve bajo lógicas locales, comunitarias y diversas; en estas facetas pueden identificarse el turismo cultural, comunitario, agroturismo, turismo rural o campesino, todas ellas cumpliendo funciones de reproducción, conservación e incluso, ampliación de los intercambios regionales que son de origen prehispánico.
Por ende, la cultura soporta múltiples y contrastantes formas del turismo, dadas sus cualidades únicas e irrepetibles, aunque su incorporación al proceso económico particularmente, tienen sus origenes en Inglaterra cerca del siglo XIX, con la democratización del viaje y la racionalización del ocio. El sector se intensifica desde el término de la Segunda Guerra Mundial, impulsado principalmente por el mejoramiento tecnológico del transporte, que permite vincular distancias en menos tiempo, incluyendo como principales medios el ferrocarril, el autobús, el automóvil y el avión. Ante esta reducción de los costos de transporte y del relativo acercamiento, se configuran los factores económicos que permiten llegar a una gran cantidad de lugares para el descanso, en el caso de Estados Unidos, Europa Occidental y por último, Japón. En sus orígenes, esta transformación funciona como referencia central para su aprovechamiento, pero al mismo tiempo, se crea un nuevo mercado que contribuye a la competencia económica en la sociedad de mercado mundial. En este sentido, ¿Cuáles serían algunas particularidades de la cultura que contribuyeron al desarrollo del turismo?. Como se comenta antes, la cultura entraña un proceso histórico que no solo es complejo y diverso, sino que es un producto históricamente determinado, es decir, ubicado en un lugar y en una temporalidad, según los grupos sociales; incluso debido a ello, algunos historiadores lo denominan como la segunda naturaleza del hombre. A pesar de su importancia social, la cultura fue resignificada en el siglo XVIII, cuando aquellas costumbres que formaban parte de la sociedad eran consideradas en realidad un invento relativamente reciente, a pesar de caracterizarse por múltiples formas consuetudinarias que formaban parte de los derechos en la sociedad. Sin embargo, las presiones reformistas que se realizaban por parte de las clases sociales privilegiadas, les denominaron folclore. Baste este ejemplo para identificar aquella estructura de relaciones sociales históricamente determinadas como costumbres en el marco de un proceso histórico que les conservaba desde la cotidianidad y generacionalmente. De hecho, la educación de los sectores más pobres de la sociedad se encontraba precisamente dentro de las costumbres diarias del trabajo, frente al impedimento que tenían para acceder a la educación. De hecho, este sector de la población solo podía recurrir a la educación no formal que surge a partir de las interacciones ubicadas en las costumbres en común de la sociedad o la cultura tradicional, las cuales han adoptado una identidad de rebelde frente a las desigualdades sociales que les ponen en riesgo.
Debido a ello, esta forma de educación no formal puesta en práctica desde los primeros años de vida, adquirieron su expresión de educación tradicional. Frente al ejemplo europeo donde la sociedad privilegiada trató de resignificar el componente fundamental de la cultura, es decir el de las relaciones sociales históricas internas, es necesario subrayar la necesidad de promover un turismo que le reivindiquen. En la actualidad, son las comunidades rurales e indígenas, los principales sectores de la sociedad que conservan y transmiten la cultura tradicional, mediante usos, costumbres, tradiciones y por supuesto sus formas de organización social. Sin embargo, éstas están aisladas o confrontándose frente a una dualidad funcional que les fragiliza cuando el turismo no es tratado bajo principios de conservación. Esto implica por el contrario, comprender los orígenes de la cultura e identificar las formas apropiadas de aprovechamiento, es decir, aquellas que incluyan su conservación principalmente, en comunidades cuyo conocimiento tradicional resulta milenario. En este sentido, los grupos nahuas de Morelos conservan su lengua originaria, así como una estructura cultural articulada en su conocimiento respecto a la concepción o la visión que tienen del mundo, la naturaleza, y sus ritos, organización social, danzas, personajes, música. En tal caso, el turismo debe objetivarse en formas que no pongan en riesgo su reproducción, y al mismo tiempo, permitan su transmisión.
TEXTO:
RODRIGO FLORES RESENDIZ Y RAFAEL MONROY ORTIZ
PROFESORES DE LA UAEM
FOTOGRAFÍAS:
ARCHIVOS COMPARTIDOS UAEM-3RÍOS
ADALBERTO, ERNESTO Y ADALBERTO