El centro del claustro del convento de Ocuituco está hermosamente adornado por una fuente que aún conserva sus piezas originales. Alicia Dorantes nos la describe así: “Esta lleva un vástago central rematado por un haz de delfines que vierten el agua a un tazón circular adornado con mascarones de león, estos a su vez lo arrojan a la pila hexagonal exornada con los leones en los vértices. Esta es la fuente más antigua construida por los frailes agustinos y de que se dice rememora a otra que existe en la Alhambra de Granada”.
Un libro sobre historia de la Provincia Agustiniana de México hace mención que “la fuente fue reconstruida en sus esculturas originales”. Ciertamente no hay más datos sobre la época de reconstrucción de la fuente actual. Lo que sí se puede comprobar es que las esculturas que se encuentran actualmente en la fuente de Ocuituco son leones, lo que se nota en sus formas: en el pelambre, en la cabeza y en las patas.
Algunos autores han confundido estos leones con ranas o diversas formas zoomorfas, seguramente por la forma de las patas y porque la misma gente del pueblo prefiere llamarla “Fuente de las Ranas”: “No menos notable es la fuente de “Las Ranas” de Ocuituco, Morelos, con pila hexagonal, en cuyos ángulos están seis ranas sentadas, que más bien parecen perros de aguas o nutrias. Una pileta circular con seis surtidores se asienta sobre una columna en el centro de la fuente”.
En cuanto a que, si rememora la fuente de los leones del palacio de la Alhambra, Alicia Dorantes en su tesis nos dice que esta fuente de la Alhambra no tiene relación estilística con la de Ocuituco. En realidad, su relación es sólo simbólica, referida a un lugar donde se unen las tres religiones más grandes del mundo: el islam, el cristianismo y el judaísmo.
“Lo primero que debemos notar, como ya tratamos de demostrar es que “La fuente de los leones” en Ocuituco, es una reminiscencia simbólica iconográfica más que estilística de la “la fuente de los leones” de la Alhambra de Granada. La fuente de Ocuituco posee en lugar de doce leones, seis; están sentados y no de pie, como los de la Alhambra; tienen un marcado corte medieval- A pesar de que la cara y el pelambre son similares en ambas fuentes, los de Ocuituco denotan otra época, tienen más movimiento no son tan rígidos, la presencia del Renacimiento se hace evidente. A pesar de que la ejecutaban los indígenas, la dirección era de los frailes”.
Ciertamente la mano de los indígenas en estas esculturas está presente, y fueron labradas bajo el encargo y dirección de los frailes. Al igual que la pintura, la escultura fue una actividad muy desarrollada por nuestros antepasados que la supieron aprovechar muy bien los españoles. Al respecto, Manuel Tousaint nos dice:
“De todas las artes que florecieron en México a la llegada de los españoles, la escultura era la que había alcanzado un grado mayor de perfeccionamiento. Las religiones indígenas habían logrado expresar por medio de figuras de piedra, en una forma perpetua, los misterios y sentimientos de sus ritos y teogonías”.
“Los europeos traen su escultura gótico-isabelina y su escultura renacentista. ¿Qué podían aprovechar los unos y los otros? Indudablemente fue en la escultura en la que más elementos indígenas pudieron sobrevivir, así por la índole especial del arte, la semejanza por la excelencia técnica del trabajo indígena... el propio espíritu indígena ha podido sobrevivir”.
A partir de esto se puede entender la confusión de si los leones son ranas o nutrias: Si el fraile le pide al indígena que haga un león, pero el indígena no sabe cómo es un león, hará lo que se parezca a un león. Es decir, los escultores indígenas no tenían la idea clara del león y por eso realizan una obra no tan detallada y precisa.
Alicia Dorantes considera que la forma de estos leones seguramente fue inspirada en los jaguares, ya que era lo que existía en estas tierras; por esto mismo, hay un desconocimiento anatómico del león revelado en las esculturas:
“Tomamos como ejemplo un jaguar encontrado en Xochicalco, propiedad actual del INAH de Morelos, para ilustrar la semejanza de las piezas mesoamericanas con las esculturas de leones de Ocuituco: ambas espaldas son iguales con la columna y las vértebras marcadas (se señala en una descripción hecha al jaguar de Xochicalco que dicho remarcamiento de columna y vértebras podría señalar una época de sequía en el lugar). El material usado para ambos es el mismo; las patas y el pelaje los diferencian; la postura del jaguar insinúa posición de ataque, con las patas delanteras levantadas; el león está de pie, en estas obras de singular belleza, la unión de tres culturas se hace presente (Español Renacentista, Mudéjar Árabe y Prehispánica)”.
Sin embargo, hay que reconocer que dichas esculturas de leones de Ocuituco poseen un realismo impresionante, el cual podemos apreciar en la columna vertebral de los mismos, en la cola labrada en el cuerpo, en sus patas, en la cara con sus pómulos, en sus ojos, pero sobre todo en su melena o pelaje alrededor del cuello.
Por lo tanto, podemos confirmar la presencia del arte Tequitqui en esta “Fuente de los leones” del Convento de Ocuituco y estar de acuerdo con la siguiente mención del libro Los Agustinos en México, que nos da una apreciación más real de lo que es esta fuente:
“Al centro del jardín, hay una pileta hexagonal con seis surtidores en forma de leones sedentes, interpretados por los indígenas que desconocían esos animales y esculpidos, a la vez, por descripciones o dibujos y por eso es difícil identificarlos, confundiéndolos con ranas o nutrias... Estos surtidores derraman suave y tranquilamente el agua por desconocidos conductos venidos de las faldas del Popocatépetl. Arrimadas a la pileta aparecen varias esculturas muy rudas en su labrado sin duda de origen prehispánico”.
Es importante mencionar que, durante el Medievo, el león fue frecuentemente asociado con la fuerza, la fiereza y la realeza; así, recordemos que hubo reyes o héroes que lo portaron en sus escudos: Ricardo III de Inglaterra., o se llamaban así, Enrique de León, Ricardo Corazón de León. Otros ejemplos los encontramos en las representaciones decorativas de la Iglesia Militante que nos muestran la misión de ésta: combatir las fuerzas del mal hasta el día del juicio final. También es relacionado el león con Cristo victorioso, es decir, resucitado:
“El león en general simboliza la majestad, valor y fortaleza, asimismo esta relacionado con la resurrección y con ello, es símbolo de Cristo, señor de la vida”.
Así pues, en el Nuevo Mundo, la “Fuente de los Leones” pretende no sólo ser un adorno útil del Convento (para suministrar agua) sino que, como símbolo de realeza, de poder y de fuerza en sentido cristiano, busca comunicar esa magnificencia de Cristo que ha resucitado y ha dado nueva vida a los hombres, y que mejor que sea El quien provea del agua a sus hijos para poder resistir a las fuerzas del mal hasta el día del juicio final.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS:
OBED CAMPOS CASTAÑEDA
PROFESOR INVITADO DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM