(1880-1910)
En la región centro-sur del estado de Morelos, se localiza el municipio de Yautepec de Zaragoza y a finales del siglo XIX, estuvo en un proceso de expropiación de la tierra comunal, de fuertes disputas por la posesión y del uso del agua al amparo de las leyes de desamortización; sin embargo, los cañaverales nunca suspendieron sus actividades de producción para el mercado nacional y el proceso de protoindustrialización vuelve a tener auge en el cultivo de azúcar, dando inicio al periodo del Porfiriato.
Durante este periodo, se planificó la inserción y construcción del Ferrocarril Interoceánico (F.C.C.I.), que originó que este medio de transporte se convirtiera en un eje estructurador del espacio económico por la liga de las haciendas productoras con mercados urbanos y la construcción de infraestructura como puentes, drenajes y acueductos, como lo narra Valentín López González en “La construcción del Ferrocarril de Morelos”, la construcción, estuvo a cargo de un grupo de hacendados que conectaron sus industrias con la línea principal mediante espuelas, que consistían en tramos de vía angosta que llegaban hasta la estación más próxima o un sitio determinado donde paraba el ferrocarril, uno de los hacendados que contribuyó a su creación, fue Manuel Escandón, propietario del ingenio de San Diego Atlihuayán.
Fernando B. Sandoval en la “Industria del Azúcar de la Nueva España”, nos relata el origen del Ingenio, que data del siglo XVII mediante una merced con la cual Don Pedro Cortés, cuarto marqués del Valle de Oaxaca otorgó en censo perpetuo un pago de 50 pesos anuales a Juan Fernández Pinto para cultivar caña de azúcar en estas tierras, y es hasta mediados del siglo XIX, que lo adquirió Manuel Escandón, quién se dedicaba al manejo de las industrias textiles, del tabaco, de la sal, las mineras y algodoneras; compañías de diligencias, afianzadores de aduanas y logró grandes relaciones comerciales azucareras. Asimismo, estableció una sociedad con Agustín Legrand para continuar sus intereses comerciales y financieros en París, con la casa Suberville, y obtuvo concesiones para la construcción de los ferrocarriles para conectar sus industrias a lo largo y ancho del país.
A la muerte de don Manuel Escandón a mediados del siglo XIX, lo sucede su hermano Antonio, que sigue manejando los negocios del ingenio y pasa definitivamente a los hijos de Antonio Escandón a finales del siglo XIX, y son ellos los que transforman el procedimiento de fuego directo a la máquina moderna de vapor.
Para adecuar el ingenio se realizaron grandes cambios combinando la arquitectura tradicional con la moderna, se construyeron y adecuaron grandes espacios sin apoyos intermedios y con varios niveles, se implementó la bóveda porfiriana, el sistema roembling (lámina acanalada), la vigas metálicas o rieles de ferrocarril como vigas de arrastre para la integración de los entrepisos, combinándolos con la fabricación de muros tradicionales de mampostería de hasta 1.20 metros de ancho; durante el Porfiriato, San Diego Atlihuayán trabajó la caña de azúcar para la obtención de panes de azúcar, el azúcar refinada y el ron, tuvo una gran demanda comercial y ocupó uno de los primeros lugares en comercialización de azúcar a nivel nacional, como lo narra Horacio Crespo en Modernización y Conflicto Social, La Hacienda azucarera en el Estado de Morelos, 1889-1913.
Para acortar los tiempos y tener facilidades para el traslado de la caña a los trapiches (tradicional y moderno) y del producto final sin pérdidas a los vagones del ferrocarril, se adaptó el sistema Decauville, que consistía en vías portátiles por las cuales se movilizaban armones, estas comunicaban los cañaverales con los trapiches; en la película mexicana “Al caer la tarde” del Director Rafael E. Portas realizada en 1949, se puede admirar dicho sistema pasando por debajo del acueducto del ingenio.
Para el traslado de la mercancía se integró una espuela ferroviaria que corrió por el puente de Atlihuayán y conectó con la estación más cercana en el kilómetro K.VA.145, esta fue una estación tipo bandera, dedicada a la carga de mercancía, actualmente es la Ayudantía de Atlihuayán.
Entrada la Revolución Mexicana, el conjunto industrial sirvió de cuartel para las fuerzas armadas, y sufrió saqueo y destrucción, que ocasionó un acelerado deterioro.
TEXTO Y ARCHIVO FOTÓGRAFICO:
CAROLINA CERVANTES GUZMÁN Y
MIGUEL ÁNGEL ALARCÓN URBÁN
CRONISTA MUNICIPAL
FOTOGRAFÍAS:
SALVADOR GÓMEZ ARELLANO