La psicología ambiental se define como un área de estudio que investiga la influencia del entorno construido, social y natural en el comportamiento humano y, viceversa. Algunas disciplinas que la consideran dentro de su campo de trabajo son: ecología, arquitectura, geografía, urbanismo, biología, antropología, diseño, sociología y turismo, entre otros. Permite identificar la percepción que los individuos presentan ante determinado entorno y en el ámbito turístico ofrece una oportunidad de mejorar la calidad de los servicios, desde su planeación hasta su práctica.
Pero ¿Por qué escribir sobre psicología ambiental como prioridad dentro del sector turístico? Primeramente, la pandemia a causa del COVID-19 ha marcado un nuevo punto de partida en esta área. Diversos estudios señalan que las personas prefieren viajar a lugares más cercanos, evitar las aglomeraciones, buscan prestación de servicios con el menor contacto físico, así como protocolos de higiene, eligen el ecoturismo o turismo de salud y bienestar sobre otras opciones y además buscan ejercer un turismo responsable y consciente del impacto ambiental.
Acorde a lo anteriormente mencionado, es necesario considerar la percepción del turista al visitar Morelos, los aspectos psicológicos que influyen en su comportamiento al permanecer en los lugares de preferencia, la convivencia con las comunidades receptoras y el uso social del espacio. Es decir, los estímulos que el contexto ejerce sobre los visitantes influyendo así en su manera de relacionarse. En este sentido, la psicología ambiental juega un papel importante en el balance entre la planificación y gestión de los recursos naturales y culturales desde el sector turístico morelense, orientándose a conseguir un mayor bienestar social y mejora en las condiciones de vida en las comunidades anfitrionas.
El estado de Morelos posee una gran riqueza gastronómica, cultural y natural en cada uno de sus 36 municipios. Se puede disfrutar de Oaxtepec o Temixco y sus balnearios; Tepoztlán y Tlayacapan como parte de los Pueblos mágicos del país; Zacualpan de Amilpas, Yecapixtla, Atlatlahucan, Tlaltizapán y Totolapan, nombrados “Pueblos con historia y tradición”; Tequesquitengo y las actividades en el lago; Huitzilac y el pulque, la Heroica e Histórica Ciudad de Cuautla, Xochicalco la zona arqueológica inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Que decir de Jojutla y su jardín central; Coatetelco, Hueyapan y Xoxocotla, reconocidos como municipios indígenas; Zacatepec y su estadio Agustín “Coruco” Díaz; las áreas naturales protegidas de la Sierra Monte Negro, las Estacas, el Texcal, el Cerro de la Tortuga, la Barranca de Chapultepec, los Sabinos, Santa Rosa y San Cristóbal; el Parque Nacional Lagunas de Zempoala; entre muchos más sitios que podrían mencionarse. Además de la belleza arquitectónica de las diversas ex haciendas, conventos, museos y sitios arqueológicos.
Estas y muchas otras opciones, posicionan a la entidad como uno de los destinos turísticos con mayor potencial en el país, sin embargo, para que el turismo se convierta en un motor de desarrollo sustentable es necesario proteger nuestro entorno y con ello, desde la psicología ambiental, considerar la percepción que tanto las comunidades como los visitantes tienen al formar parte de este sector y al mismo tiempo procurar que se sientan satisfechos con las experiencias vividas.
TEXTO:
MARTHA YAEL DÍAZ CUEVAS Y PAMELA ESTRELLITA ZÚÑIGA BELLO
PROFESORAS DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
FOTOGRAFÍAS:
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