En el año de 1897 se inaugura el ferrocarril México-Cuernavaca, lo cual trae un drástico cambio en las necesidades y fisonomía de la ciudad, por lo tanto es necesario construir una calzada que comunique de la estación al centro histórico de la ciudad lo más cómoda y rápidamente posible, ya que las vías existentes – por lo accidentado del terreno-; hacían imposible la instalación de una línea de tranvías.
Hechos los estudios correspondientes se hizo el trazo de la actual calzada Leandro Valle, tomando en cuenta que debería evitarse cualquier pendiente y conservar prácticamente el mismo nivel en todo el proyecto, logrado lo cual se encontró que para cumplir con esas condiciones, debería construirse un nuevo puente sobre la barranca de Amanalco que uniera las dos riberas en un sitio localizado en los inicios de la colonia Miraval, por el poniente con la loma del Calvario. Dicho puente al concluirse recibió el nombre de Porfirio Díaz. El puente y la calzada fueron inaugurados el 15 de septiembre del año 1900.
Dado que al concluirse el puente resultó ser una obra arquitectónica muy bella, para mayor armonía las autoridades decidieron construir un parque en las riberas aledañas al puente, obra que resultó muy original, pues para evitar las pendientes de las laderas se construyeron varias terrazas con sus respectivos andadores y escalinatas, sembrándose gran cantidad de árboles, los cuales en su mayoría subsisten hasta nuestros días.
En la ribera poniente se construyó un kiosco y la oriente se respetó un antiguo camino de herradura que conducía al puente de Oacalco (Los Lavaderos).
A ambas secciones del parque se les dotó de arbotantes con alumbrado eléctrico. En las dos glorietas sobre el puente se construyeron sendas fuentes con surtidores de fierro colado, y como remate de toda la obra se erigió en el punto más alto el bello pabellón de estilo francés para el encargado de la conservación y cuidado del doble jardín, el cual fue bautizado con el mismo nombre del puente.
En la visita que realizó a Cuernavaca Don Francisco I. Madero, en dicha finca fueron presentados los principales dirigentes de la Revolución del Sur, trasladándose después la comitiva al Hotel Moctezuma.
El Castillito, como todos lo conocen, está construido totalmente con ladrillos rojos comprimidos elaborados en una fábrica ultramoderna para esa época, la cual se encontraba instalada en los terrenos donde se localizaba hasta hace pocos años la casa de reposo de los esposos Miller nombrada El Buen Retiro y que fue, posteriormente el sitio de la primera Feria de la Primavera de Cuernavaca.
Los productos elaborados en dicha industria no sólo se consumieron en el estado de Morelos, sino en varias partes de la república y grandes cantidades se exportaron a los Estados Unidos.
Los propietarios de la empresa fueron el Sr. Joseph Harry Hampson, don Adolfo Grimwood y don Ramón Oliveros.
La producción de esta fábrica era de 50 mil tabiques diarios, con este material se construyeron varias edificaciones tales como el desaparecido Mercado Municipal del Reloj, el Hotel Moctezuma (la cual actualmente funciona como plaza comercial) y la casa situada en la esquina de Comonfort y Lerdo de Tejada la cual fue construida para el Doctor Dickens.
El castillito quedó abandonado en la revolución, y en los años treinta el entonces gobernador del estado, don Vicente Estrada Cajigal, lo reconstruyó y se lo facilitó para que viviera al señor Arcadio Varela, en ese entonces encargado de parques y jardines y del programa de reforestación de la ciudad, el cual lo ocupó hasta el año 1962, con la condición de no modificar su diseño arquitectónico.
Después de esa fecha su hijo Jorge Varela utilizó la propiedad hasta el año 1983.
En el año 1985 debido al interés y preocupación del Presidente Municipal Juan Salgado Brito, “El Castillito” fue recuperado una vez que el Tribunal Superior falló a favor del H. Ayuntamiento, y el inmueble fue entregado el sábado 18 de octubre de 1986, pasando al patrimonio de la ciudad y se emprendió la obra de restauración para que volviera a lucir su gran arquitectura.
Dentro del museo se expusieron fotografías de las calles de la ciudad, puentes, callejones
plazuelas y sus modificaciones a través del tiempo, colección privada de don Sergio Estrada Cajigal Barrera.
Actualmente este hermoso lugar se encuentra cerrado, sin embargo, gracias a una iniciativa de algunos profesores de la Facultad de Arquitectura y de la Escuela de Turismo de la UAEM, se esta gestionando un recurso a través del Programa Nacional de Reconstrucción del gobierno federal y del gobierno municipal de Cuernavaca para que este inmueble histórico sea restaurado y rehabilitado, una vez realizados estos trabajos, las áreas de turismo estatal y municipal en conjunto con la UAEM, tendremos la gran oportunidad de poner en valor este lugar y que vuelva a abrir sus puertas para la gente de Morelos, los visitantes y turistas.
Texto
Laura Gómez García
Profesora de la Escuela de Turismo UAEM
Fotografías
Gerardo Gama Hernández y Archivo histórico UAEM-AEC
Fuente:
La Opinión de Morelos, abril de 1993.
Ricardo Ariza Jaimes