Tepoztlán es un hermoso Pueblo Mágico de Morelos, que es famoso por su exquisito clima y el misticismo que rodea todas sus calles, así como por el templo prehispánico construido sobre el Cerro del Tepotezco.
Y aunque es muy probable que no muchos lo sepan, el Tepozteco tiene una leyenda que ha acompañado al mayor atractivo de Morelos.
¿Qué es el Tepozteco?
Los registros de los historiadores marcan que entre los años 1,200 y el 1220 d. C., varios xochimilcas arribaron a Tepoztlán, en donde se asentó el señoría de la región, convirtiéndolo en un punto estratégico.
El apogeo hizo posible construir un importante centro urbano en el corazón de la Sierra de Tepoztlán, incluido el que se conserva en la cima del cerro.
El adoratorio, que es un es una construcción consagrada al culto, dedicado a Tepoztécatl fue de tanta importancia que incluso peregrinos otros países, como Guatemala, acudían a adorar a la deidad de la fermentación y a uno de los dioses de la embriaguez.
La leyenda del Tepozteco
Tepoztécatl fue un rey de Tepoztlán que fue un punto importante para comprender la historia prehispánica de Morelos.
Cuenta la leyenda que la mamá de Tepoztécatl era una princesa que vivía cerca del arroyo al pie del cerro. Un día recorriendo las orillas un pájaro rojo se asentó en su mano.
La princesa lo acuno en su pecho y por acción divina, se embarazó. Y es la razón, por la que a Tepoztécatl lo llamaron el hijo del viento.
Cuando el papá de la princesa lo supo entro en cólera e intento deshacerse de la criatura. La primera acción que hizo fue ponerlo en un hormiguero. Pero en lugar de que lo mataran, estas lo protegieron y lo alimentaron con miel.
La segunda vez que lo puso en un maguey para que se hiciera daños con las espinas, pero el maguey abrazó al niño con sus pencas, de las cuales brotó aguamiel para alimentarlo.
La última vez, lo puso en una caja de madera en el arroyo para que la corriente se lo llevara. Una pareja mayor lo encontró y lo adoptó.
En ese hogar Tepoztécatl aprendió a descifrar el Cosmos, a hacer armas y agarró conocimientos sobre plantas medicinales y la agricultura.
Cerca de Tepoztlán moraba el monstruo Xochicatl, una serpiente que engullía carne humana como tributo por parte de los pobladores. Y un día, el padre adoptivo de Tepoztécatl iba a ser sacrificado, pero su hijo no lo pensaba permitir.
Tepoztécatl fue a buscar a la serpiente para enfrentarla. El valiente muchacho permitió que la serpiente se lo tragará, y desde las entrañas de la criatura sacó de su morral puntiagudas piedras de obsidiana para desgarrarlo y abrirlo desde dentro.
Luego de derrotar a la serpiente, viajó de regreso a casa entre festejos. Pero muchos que comenzaron a perseguirlo, por lo que el joven que estaba dotado de poderes mágicos, orinó sobre una barranca y fue como se formaron las sierras de Cuernavaca y Tepoztlán, lo que hoy es el Cerro del Tepozteco.
No volvió a ser visto, se dice que en el cerro se pueden ver las marcas de su rodilla y de su pie cuando hizo esas montañas.
Y fue por eso que se erigió un templo en donde el señor de Tepoztlán, se mostró como divinidad.