Rodeado de cerros y valles muy característicos de la zona oriente se encuentra Jantetelco, municipio con una gran riqueza histórica y cultural.
Dentro de sus grandes atributos gastronómicos hechos de manera tradicional, distintas familias se dedican, desde hace varias décadas, a preparar deliciosas y crujientes galletas que son muy populares en la región. Para su elaboración, utilizan materias primas como trigo, maíz tostado, piloncillo, manteca de puerco, azúcar o según dicte la receta familiar; horneados a la leña en grandes y singulares hornos de piedra.
La tradicional fruta de horno, como se le conoce a estas galletas, tiene su origen en la panadería española y francesa, ya que se caracterizan por el proceso de horneado en leña. Son nombradas así porque en la antigüedad se les consideraba como un regalo que sale del horno, así como las frutas y verduras son un regalo de la tierra y de los árboles. Este sabroso comestible en el entorno mexicano es conocido en la actualidad como “galletitas de feria” y suelen disfrutarse en la merienda, acompañas de un café de olla bien calientito, un chocolate o bien un vaso de leche.
Su apariencia puede variar entre formas de estrella, hojas de árbol, flores, moños, roscas, cerditos, muñecos o polvorones; algunas de las frutas de horno son más duras, justamente para que sean disfrutadas remojándolas en el café o en la leche. El color que adquiere la mezcla es prácticamente el tono del piloncillo. El toque final se lo dan al espolvorearlas con azúcar o merengue.
Debido al bajo costo de producción y de los ingredientes utilizados, la fruta de horno es muy accesible para la población. Cada pieza tiene un costo estimado de tres a cuatro pesos y se venden por cajita o bolsas de papel de estraza.
Los panaderos que elaboran la fruta de horno se localizan en diversos sitios del centro histórico de Jantetelco, así fácilmente cualquier habitante de la región o visitante puede ubicar un punto de venta.
En Jantetelco, el señor Romualdo Bonilla y su familia son la tercera generación dedicada a la producción de estas delicias, la familia nos comenta que cada tercer día por la mañana se dedican a su elaboración y venta. Sin duda, recorrer los bellos pueblos de nuestro estado y encontrar productos gastronómicos elaborados artesanalmente son una excelente oportunidad que tenemos para fortalecer la identidad de las comunidades, conservar el conocimiento que ha pasado de generación en generación y crear productos turísticos que generen una inolvidable experiencia al visitante y promuevan el desarrollo económico de nuestros pueblos.
TEXTO:
LAURA GÓMEZ GARCÍA, FERNANDO RUIZ VÁZQUEZ Y GERARDO GAMA HERNÁNDEZ
PROFESORES DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
FOTOGRAFÍAS:
FERNANDO RUIZ VÁZQUEZ