BARRANCA HONDA
En Morelos, alguna vez tuvimos ferrocarril, en la actualidad solo los vestigios de su infraestructura permiten reconstruir ese pasado: estaciones, tanques, puentes, rieles de acero escondidos bajo capas de pavimento nos permiten recordarlo, por lo regular las estaciones del tren son los elementos más emblemáticos recibiendo la atención de las autoridades, para su reparación y mantenimiento, en tanto los puentes parte fundamental de su infraestructura son olvidados.
Ubicado en la localidad de Barranca Honda del municipio de Tlaltizapán construido a principios de 1900, se alza majestuoso un puente para el paso del tren, la calle San Isidro que da acceso al poblado es estrecha, serpenteante y tras recorrer varias curvas se encuentra el mudo testigo del pasado ferrocarrilero de nuestro Estado,
El puente logra cubrir el paso sobre la barranca para unir el centro de la localidad con la salida a Yautepec, la distancia que cubre es de 50 metros, dividido en tres secciones a través de dos pilastras intermedias, construido mediante un sistema hibrido entre mampostería (pilastras) y estructura metálica (armaduras), de clara inspiración ferroviaria.
El sistema de apoyos del puente es a base de dos pilastras trapezoidales hechas a base de mampostería de tabique rojo recocido una y la otra reconstruida, luego de ser dinamitada durante el periodo de la revolución, con piedra braza de la región y aplanados a base de cal, ambas pilastras con medidas en la base de 2.40 m x 4.60 m, y en la corona con medidas de 2.00 m x 4.20 m, donde se ubican los cabezales de unión con la armadura, tienen una altura variable en relación al punto de cimentación sobre la barranca.
En los extremos del puente se ubican los taludes que dan soporte a las laderas de la barranca que cubre el puente, la cubierta del talud principal a base de muro de tabique rojo recocido ubicado al noreste tiene tres secciones, con longitudes de 11.00 m, 5.00 m y 11.00 m, y la cubierta del talud ubicado al suroeste tiene una longitud de 6.50 metros.
Las secciones de armaduras dobles que dan soporte para el paso del tren, están hechas a base de perfiles de hierro, unidos mediante placas, remaches y tornillos, teniendo un peralte constante de 1.75 m de altura, distribuidas en 3 tramos de 15.00 metros de claro entre cada uno de las pilastras.
El Puente de Hierro de Barranca Honda, dentro de su clasificación en relación al paso del tren por su estructura, se define como un puente de paso superior, ya que el ferrocarril corría por encima de la estructura de soporte, en la actualidad continúa prestando servicio para el paso peatonal de los pobladores.
El puente de hierro es único en el Estado de Morelos, tanto por las características técnicas en su construcción, como por los materiales utilizados y por la longitud del espacio de la barranca que cubre, actualmente conserva los durmientes de madera sobre los que se colocaron los rieles de acero y aunque presenta diversos grados de deterioro tanto en los elementos construidos por mamposteo como por las armaduras de hierro por falta de mantenimiento, el puente se mantiene en pie al paso de más de 100 años.
Cualquier puente que forme parte del sistema ferroviario sin importar su material de construcción o tamaño está clasificado como Patrimonio industrial y es el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH) que funge como la organización mundial encargada, que desarrolló el tema durante su asamblea nacional llevada a cabo en la ciudad de Moscú el 17 de julio de 2003, redactando la Carta de “Nizhny Tagil” sobre el Patrimonio Industrial, documento que sienta las bases para el conocimiento del tema, generando los parámetros para su comprensión y análisis, determinando que el patrimonio industrial se compone de los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico.
Estos restos consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la educación. (Carta de Nizhny Tagil sobre el Patrimonio Industrial, 2003).
Es una realidad que en gran parte del país muchos ejemplos de patrimonio industrial se han perdido, que no suceda lo mismo con el puente de hierro de Barranca Honda estamos a tiempo de rescatarlo, es una obligación individual y colectiva asegurar su permanencia.
El patrimonio de cualquier índole es parte de la identidad del individuo, crea su entorno, nutre en el imaginario colectivo imágenes que lo evocan, es su memoria, lo cobija, de formas imperceptibles y le da identidad, el puente de hierro es parte fundamental del desarrollo de la comunidad y la región bajo cualquier esquema de estudio.
El Puente de Hierro es arquitectura, una arquitectura que preserva la memoria colectiva, entendiéndolo como parte del Patrimonio Industrial de Morelos, ubicándolo como bien invaluable e insustituible y a través de su estudio histórico, relacionando su ubicación, su singular tipología, su razón estructural, su estética belleza, su trascendencia en el tiempo y espacio, ya que nos permite evocar nuestro pasado.
Visitar y admirar el puente de hierro de Barranca Honda permite en el caso de los más viejos evocar la nostalgia del paso del tren que corrió por los municipios de Tlaltizapán y Yautepec, recordar como lo mencionan sus habitantes, el haber subido al tren por la mañana, para transportarse a Yautepec y realizar la compra de los víveres de la semana, de todo aquello necesario para la vida cotidiana y por la tarde esperar el regreso del tren para volver a su localidad cruzando el puente de hierro.
Para los más jóvenes descubrir el puente de hierro les permite observar un elemento constructivo parte de la infraestructura ferroviaria que tiene más de 100 años aun en pie, que permitió el paso del tren, el trasporte de alimentos y en la época de la revolución seguramente de tropas, amalgama entre piedra, tabique y metal, que a pesar de las inclemencias del tiempo es testigo del desarrollo económico, social de la región y de todo Morelos.
TEXTO E IMÁGENES:
ARTURO OMMAR MARTINI LUQUE
ESTUDIANTE DEL DOCTORADO EN ARQUITECTURA Y URBANISMO DE LA FAC. DE ARQUITECTURA DE LA UAEM