El cambio climático es una realidad que estamos enfrentando en todas partes y es el resultado de las actividades que realiza el ser humano y que impactan de manera negativa en nuestro planeta. Sequías intensas, lluvias extremas, inundaciones, incendios, pérdida de la biodiversidad, enfermedades, son algunos efectos de este cambio climático. Sin embargo, el aumento de la temperatura es uno de los que más hemos percibido en los últimos años.
Morelos, geográficamente ocupa un lugar privilegiado en nuestro país. A pesar de su extensión territorial, en nuestro estado tenemos distintos ecosistemas que son producto de las diversas áreas naturales que poseemos. Los bosques del norte, la selva baja caducifolia del centro y sur, las barrancas de Cuernavaca que se extienden a otros municipios, así como los parques urbanos son los responsables del clima maravilloso que caracterizaba a nuestro estado. La eterna primavera o el clima de Jiutepec, en palabras de extranjeros, eran perfectos para convertirlos en destinos ideales para vivir y para la producción de diversas plantas de ornato y consumo.
Pero en los últimos años, el incremento de la temperatura en época de secas, particularmente en los meses de abril y mayo, está dejando solo en el recuerdo el bello clima de nuestro estado. Gran parte de este cambio se debe a varios factores, la tala clandestina de los bosques, el cambio del uso de suelo de nuestras selvas, la contaminación y la escasa educación ambiental, entre otros. Además, en los últimos meses, los incendios han provocado la pérdida de hectáreas de bosques y selvas.
Ante esta situación, el turismo enfocado en la naturaleza, puede y debe ser el motor de arranque de una serie de acciones que promuevan cambios en favor del ambiente y que a un mediano plazo logren frenar, en alguna medida, los efectos del cambio climático. De esta manera, el ecoturismo y el turismo regenerativo, si se realizan con una adecuada planeación, deberán generar productos turísticos enfocados en la educación ambiental, en la recuperación de las áreas naturales, en la conservación de los recursos bióticos, para garantizar que nuestro estado de Morelos vuelva a ser un lugar adecuado para vivir y un destino que los turistas elijan por sus agradables condiciones climáticas.
Las áreas naturales protegidas deben de ser el punto de partida para comenzar a generar un turismo regenerativo y de ecoturismo que, además, incluya a las comunidades para que vayan reapropiándose de sus recursos naturales y, al mismo tiempo, que se fomente la conservación.
TEXTO: OMAR PANIAGUA SOTELO | PROFESOR DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
FOTOGRAFÍAS: ANA MACHORRO ONOFRE Y FERNANDO RUIZ | EGRESADOS DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM