El estado de Morelos posee una riqueza natural que se refleja en sus diversos paisajes, ecosistemas y especies de flora y fauna. Gracias a ello, en el territorio morelense se encuentras cinco áreas naturales protegidas (una reserva de la biósfera, un área de protección de flora y fauna y tres parques nacionales). El Parque Nacional Lagunas de Zempoala, decretado el 30 de septiembre de 1936 como área natural protegida, conserva en una superficie de 4790 hectáreas principalmente bosques de pino encino, bosque de encino, pastizal subalpino y vegetación acuática.
A pesar de que es un sitio recurrente de turistas, pero principalmente de visitantes locales y de Ciudad de México, la mayoría de estos solo llegan para disfrutar del paisaje de la laguna y degustar alguno de los platillos que vende la gente de la comunidad. Sin embargo, adentrarse en el bosque por alguno de los senderos puede significar encontrarse con un sinfín de maravillas que la naturaleza nos regala.
En ese sentido, resulta asombroso conocer más a detalle las distintas especies de árboles, principalmente pinos, y dimensionar las alturas que alcanzan cada uno de ellos, así como las distintas formas y colores de los mismos. Incluso, es interesante comprender, in situ, los procesos de sucesión vegetal, así como la competencia que existe por los recursos como los rayos del sol.
La perfección de la naturaleza se encuentra en cada rincón que se recorre entre el bosque, como las formas y disposición de los helechos o los distintos tamaños de las “piñitas” de los pinos, así como la forma de las semillas que se encuentran en su interior. También es maravilloso ver las grandes rocas que se presentan en el camino y como el cauce de los pequeños riachuelos se abre paso entre ellas.
Durante el sendero, además, se vuelve mágico observar o escuchar distintas especies de aves como colibríes, cuervos o trogones, o bien, encontrarse camuflada entre las piedras y la tierra alguna pequeña víbora.
No obstante, es importante recordar que caminar dentro de un área natural protegida, requiere de mucho respeto por la naturaleza, para ello, es fundamental que se cuente con la presencia de guías certificados que conocen el sitio, pero que además, están capacitados para dar una interpretación de todo lo que se observa en el camino y garantizar una inolvidable experiencia, tal es el caso del grupo Senderismo Sierra Chichinautzin.
El turismo de naturaleza, cuando se hace de manera responsable, es una alternativa ideal para contribuir al propósito de las áreas naturales protegidas, la conservación. Pero además, es una actividad que beneficia a las comunidades, mejora la educación ambiental de los visitantes, pero sobre todo, nos permite reconectarnos con las maravillas de la naturaleza.
TEXTO: OMAR PANIAGUA SOTELO || PROFESOR DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM
FOTOGRAFÍAS: FERNANDO RUIZ VÁZQUEZ