Existen dos tipos de lágrimas distintas secretadas por las glándulas; la primera es una secreción básica permanente, basada en lípidos, moco y un poco de agua; es producida por las glándulas que se encuentran en los párpados, entre las pestañas. Esta secreción básica permanente permite hidratar y nutrir la córnea, la cual necesita de la humedad para mantener su transparencia. Entre tanto, el moco ayuda a formar una partícula de protección contra los agentes externos, como el polvo y otras impurezas.
El segundo tipo de lágrima es la secreción de reflejo, la cual depende directamente de la glándula lagrimal situada en la esquina superior externa de la órbita. Se trata de un estímulo externo, tal como la irritación o la luz excesiva, lo cual provoca un flujo de lágrimas que llegan a ser inútiles para el ojo, porque su composición es casi exclusivamente de agua, provee pocos anticuerpos y es pobre en elementos de defensa bacteriana.
Esta secreción de lágrimas depende de un fenómeno neurológico, que puede tener dos orígenes: un fenómeno físico, como el pelado de una cebolla o el polvo; y un fenómeno psicológico, relacionado a una reacción o a una emoción de tristeza, alegría, miedo, señal de peligro o estrés. Esta lágrima psíquica, sigue siendo un misterio para la ciencia.
Para los psicólogos, el llanto es también una manera de aliviar las emociones que no podemos verbalizar, desde bebés hasta la edad adulta.
La respuesta a por qué lloramos, es algo que aún causa intriga entre los científicos, sin embargo, éstos aseguran que el proceso depende de los circuitos neuronales y lo asocian con los nervios faciales del sistema lagrimal. Lo que sí está confirmado, es que ciertas hormonas, como los estrógenos, promueven la emisión de secreciones, incluyendo las lágrimas. Esta es la razón que explica por qué las mujeres lloran 4 o 5 veces más que los hombres. | Tekcrispy