Tanto así que en países como Estados Unidos, el hígado graso no alcohólico es la forma más común de enfermedad hepática y afecta la salud de una cuarta parte de la población.
Como su nombre lo indica, la enfermedad del hígado graso significa que hay demasiada grasa en el hígado; esto está relacionado principalmente por lo que comemos pero también por lo que dejamos de comer. Y aunque este es un padecimiento que le da principalmente a personas con sobrepeso, diabéticos o con problemas de triglicéridos, lo cierto es que existen distintos factores de riesgo que pocas personas conocen.
“Consumir más de una lata de refresco al día, así como beber alcohol de forma moderada aumenta el riesgo de padecer la conocida como enfermedad del hígado graso” según han explicado diversos especialistas.
Esto lo ratificó Laurence Serfaty, profesor del hospital universitario de Estrasburgo, en Francia, quien explicó que algunos factores de alimentación muy comunes, afectan seriamente al hígado, por ejemplo beber dos tazas de café no descafeinado, bebidas azucaradas (incluyendo los jugos de caja), alcohol, no hacer ejercicio y fumar.
Además, de acuerdo con un artículo publicado en el World Journal of Gastroenterology, otros malos hábitos bastante comunes como comer demasiado en la cena, comer demasiados carbohidratos simples o colesterol (comida rápida), saltarse el desayuno o comer demasiado rápido, pueden generar sobrepeso y a la larga, derivar en enfermedades como el hígado graso.
Así que si quieres prevenir esta terrible enfermedad que puede terminar en cirrosis, lo más recomendable es llevar una dieta saludable rica en vegetales, frutas y cereales integrales, bajar de peso si tienes algunos kilos de más y practicar ejercicio la mayoría de los días de la semana.