Los colores controlan desde nuestro metabolismo y pueden influir hasta en nuestra presión sanguínea. Afecta nuestras decisiones y nuestra energía, por eso hay que tomárnoslos muy en serio.
Elegir el color con el que pintaremos las paredes de casa es elegir cómo queremos sentirnos. Por ejemplo, para favorecer la concentración, relajarnos y dormir plácidamente nada como optar por el color blanco. Pero, por supuesto, también hay colores que causan todo lo contrario.
Nunca pintes tu habitación de estos colores
Claro que vale la pena darle color y vida esas paredes grises de cemento, pero es importante que lo hagas con un objetivo en particular. Piensa en la función de cada habitación y así podrás tomar mejores decisiones.
Empecemos por los colores que debes evitar a toda costa en tu recámara:
El rojo. Tiene una frecuencia vibracional muy alta que nos revitaliza, alerta y altera. Se asocia con la fortaleza, la determinación y la energía, no precisamente con un sueño reparador.
Gris oscuro o negro. Además de que la habitación lucirá más oscura, pueden afectar negativamente el descanso. Pueden causar tristeza y depresión, se relacionan con el misterio y la inquietud mental.
El naranja o anaranjado. Se trata de un color estridente, igual que el rojo. Además, el naranja afecta al apetito, estimula la actividad mental y causa mayor suministro de oxígeno al cerebro.
Ahora bien, entre los colores que más se recomiendan para la recámara están los tonos de la naturaleza, los crudos y los verdes y azules suaves. Además, muchos de estos tonos atraen el dinero y la buena suerte, según el Feng Shui.
Los tonos pasteles y hasta el dorado son una muy buena opción si lo que quieres es estimular la relajación, reducir el ritmo cardíaco y promover el descanso al final del día.
Cuida de tu salud también eligiendo con conciencia los colores de tus paredes y hasta de tus muebles y decoración.