Para muchos, el COVID nos ha hecho relacionarnos más íntimamente con quienes compartimos la sangre: la familia. Hemos llegado conocer a los individuos que la conforman de manera más profunda y a entender mejor sus vidas. En muchos casos se han mejorado los lazos familiares, aunque en muchos otros se generó más violencia.
Más allá de esto, el mundo se ha modernizado y lo que antes se entendía por familia ya no existe.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) define la familia como un centro de intimidad y de apertura; el primer grupo al que pertenece una persona. Con una definición así la persona que se siente unida a un grupo puede llamar familia a esa comunidad de personas. Sin embargo, el DIF establece que la familia debe contener un padre, madre, hijos, abuelos, tíos, primos, parientes en general.
El problema es que esto ya está desactualizado. Antes, cuando se hablaba de la familia como pilar de la sociedad, se pensaba en estas características. Ahora, limitarnos a esas características sería insensible. La nueva familia tiene otro nombre: diversidad.
Porque la sociedad ha cambiado y con ella su entendimiento de las relaciones humanas. Casas monoparentales, parejas del mismo sexo, adopción, familia formada por amigos, todas son nuevas formas en las que un ser humano puede encontrar las cosas más importantes de la familia: intimidad y una cuna de virtudes.
Sin embargo, no es bueno terminar sin decir lo siguiente. La sociedad ha pasado a determinar lo que es la familia, es verdad, pero no por ello la familia “tradicional” deja de tener un papel fundamental y de gran peso en la sociedad. La primera referencia que un niño tiene sobre cómo vivir son sus padres. Ellos son el modelo a seguir.
A veces ese modelo no es muy bueno, pero nuestros padres nos educan para vivir en sociedad. En esta última nos definimos ya como personas y conservamos, transformamos o borramos por completo los ejemplos de nuestros padres.
Al final del día, la definición de familia ha cambiado, pero su impacto debe continuar siendo el mismo: el de ayudar a la persona a crecer y ser parte de una sociedad que busca el bien común.