Cuando pensamos en llegar a la tercera edad, muchas veces asumimos que este será el momento ideal para descansar, disfrutar, viajar y disponer de todo el tiempo necesario para el autocuidado. Por ello, ahora te explicamos por qué las abuelitas no deben estar atadas a sus nietos todo el tiempo.
Cuando planeas tener hijos, generalmente se decide la llegada de un nuevo miembro a la familia tomando en cuenta numerosos factores; desde el ingreso que percibes, tu estabilidad económica y emocional, el patrimonio con el que cuentas, la red de ayuda a la que puedes asistir e incluso tomas en cuenta que “la abuela se hará cargo de él”.
Sin embargo, a pesar de que las mamás siempre están dispuestas a dar una mano con tal de apoyar en la crianza de los menores; también es importante tomar en cuenta las necesidades, sueños y metas de esa mujer mayor que ha dedicado gran parte de su vida a cuidar de los demás.
Viajar, conocer y disfrutar debe ser parte importante de lo que las abuelitas puedan hacer una vez que sus hijos han volado del nido; no es justo para ellas que se les ate de nueva cuenta a una crianza que no les corresponde del todo.
Razones por las que las abuelitas no deben estar atadas a sus nietos
Si bien a muchas mujeres les colma de felicidad el hecho de que en su hogar haya niños pequeños corriendo por toda la casa, también es fundamental comprender que ellas necesitan de su tiempo, espacio y energías para hacer las cosas que más les satisfacen.
Recientemente, sonó mucho en las redes la historia de dos mujeres, una en la India y otra en Argentina que decidieron tomar las riendas de su vida en la senectud y eligieron vivir una vida sin preocupaciones al irse de mochileras a conocer el mundo.
Una abuelita puede ser una excelente guía para tus pequeños, pero también es muy importante que valores todos los sacrificios que ella ha hecho a lo largo de su vida.
Permítele que en esta tercera edad pueda experimentar el mundo de una forma mucho más amable, empática, sensible y en donde no tenga miedo de conocer, explorar y conocer.
Sus canas son sabiduría, pero también pueden ser sinónimo de cansancio; por lo que es fundamental que así como ella te puede apoyar en el cuidado de los niños, tú también sepas cuándo es prudente “pedir que te eche una mano” y cuándo debes asumir tus responsabilidades.