Cuando se trata de una relación de pareja no existen fórmulas prefabricadas que te ayuden a sobrellevar una relación de forma perfecta, libre de peleas o en donde todo lo que se discuta se maneje de forma pacífica. Pero también sucede que a lo largo de un romance, también se presentan patrones nocivos; por ejemplo, ahora te compartiremos las señales de que tratas a tu novio como su mamá.
Sí, aunque suene perverso o imposible; la realidad es que es muy sencillo que como pareja te comiences a comportar de forma controladora o posesiva con tu novio. Igualito que su mamá; y es que aunque hay toda clase de nexos maternales, el emular este control en tu noviazgo no solo enfría la relación, también puede acabar con ella.
Suele ocurrir que ante cierto tipo de acciones concretas te sientes amenazada o te da una sensación de tener el control de la relación. “¿Dónde estás?”, “¿Con quién estás?”, “¿Por qué no me contestas?” se pueden volver parte de la dinámica de una relación que pasó de ser de iguales a una en la que te asumes con una superioridad.
Más allá de hacerle sentir a esa persona que la amas, lo que estás generando es que las alejas y atemorizas, principalmente porque el revivir estos roles en edad adulta da una sensación de que no ha conseguido la suficiente independencia o la libertad posterior a dejar el nido familiar.
Es fundamental que en tu relación de pareja consideres que hay límites que se deben respetar y tomar en cuenta, puesto que no solo es tu novio, también es un ser individual al que debes permitir que pases esta delgada línea con la persona con la que mantienes una conexión romántica.
Como pareja, nunca debes comportarte como una madre, siempre debes ser su igual, su compañera, una persona en quien confiar; pero no una mujer a la que se le deban dar explicaciones siempre o en todo momento. Eso solo hace que la confianza se vea mermada y la relación se sienta rara.
Las señales más obvias de que tratas a tu novio como su mamá
- Controlas a sus amistades.
- Quieres que te de todos los detalles de su día a día.
- No le dejas comer ciertas cosas.
- Manipulas las situaciones a tu antojo y conveniencia.
- Espera que siempre te de ubicación exacta de lo que hace y con quién.
- Lo regañas por las acciones que decide realizar como persona madura e individual.
- Haces reclamos en público.
- Te molestas cuando no te cuenta las cosas o cuando decide hacer cosas por sí solo.
- Siempre estás dispuesta a hacer todo por él.
- No le dices que no.
- Le haces sentir como un infante de nuevo.