La sandía, conocida mundialmente por su dulzura y frescura, se ha ganado un puesto privilegiado en nuestras mesas, ya sea como un aperitivo, en ensaladas, bebidas o postres. Esta jugosa delicia, rica en agua, es ideal para quienes buscan opciones bajas en calorías pero con un perfil nutricional enriquecido.
¿Por qué amamos la sandía?
Rica en vitaminas y minerales: La sandía es fuente de vitaminas A, B, C y minerales esenciales como potasio y magnesio.
Beneficios del licopeno: Según El Poder del Consumidor, la sandía contiene licopeno, pigmento responsable de su color rojo intenso. Este antioxidante puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares al reducir niveles de colesterol y prevenir la oxidación del LDL-colesterol.
Dada su amplia gama de beneficios, es esencial saber elegir la sandía perfecta en el mercado, madura y dulce.
Aquí te dejamos 5 consejos para acertar en tu elección:
Equilibrio entre peso y tamaño: Una sandía madura mantendrá una relación adecuada entre su peso y tamaño. Aunque algunas puedan pesar hasta 20 kg, es importante hallar ese balance.
Busca la “mancha del campo”: Esta mancha amarilla indica madurez y dulzura. Se ubica en la parte inferior de la fruta, y debe ser uniformemente amarilla sin otros tonos.
Elige tonos verde oscuro: Prefiere sandías de color verde oscuro y piel opaca. Las pieles brillantes o de tonos más claros pueden indicar falta de madurez.
Sin grietas o imperfecciones: Una sandía de calidad no tendrá abolladuras, manchas extrañas ni señales de deterioro. Escoge aquellas con una piel intacta.
El sonido es clave: Al darle ligeros golpecitos, deberías escuchar un tono hueco. Esta es una señal de madurez y jugosidad.
Con estos consejos en mente, no solo disfrutarás de una deliciosa sandía, sino que también aprovecharás todos sus beneficios. ¡Así que corre al mercado antes de que termine la temporada en agosto y deléitate con esta fruta de verano!