Meditar no solo te centra en el presente, sino que también puede ofrecer importantes beneficios para tu salud física. Al practicar la meditación, el cuerpo entra en un estado de reposo que reduce el estrés, lo que a su vez fortalece el sistema inmunológico. Esta práctica ayuda a regular el consumo de oxígeno, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria, disminuyendo la inflamación y promoviendo una respuesta inmunológica más saludable.
Además, la meditación contribuye a la salud intestinal, otro factor clave para un sistema inmune fuerte. Uno de los efectos más significativos es la reducción de los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que en niveles crónicamente elevados puede poner en riesgo la salud.
Aunque los beneficios de la meditación pueden sentirse desde la primera sesión, la práctica regular potencia el crecimiento de nuevas conexiones neuronales, mejorando aún más la función inmunológica. Para quienes recién comienzan, es recomendable empezar con sesiones cortas y aumentar el tiempo gradualmente, enfocándose en mantener la atención en el presente.
La meditación, por tanto, no solo te ayuda a relajarte y reducir la ansiedad, sino que también fortalece tu salud general al mejorar el funcionamiento de tu sistema inmunológico.