Durante años, se creyó erróneamente que el ejercicio físico era perjudicial para las personas con lupus, ya que se pensaba que podría aumentar la fatiga, un síntoma común de esta enfermedad autoinmune. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la actividad física no solo no incrementa la fatiga, sino que, al contrario, la reduce, mejorando significativamente la calidad de vida de quienes padecen lupus.

María, una mujer de 42 años diagnosticada con lupus eritematoso sistémico hace más de 20 años, es un ejemplo de cómo esta enfermedad afecta el día a día. El lupus, una condición crónica y autoinmune, provoca respuestas inmunológicas desproporcionadas que pueden dañar órganos vitales como las articulaciones, la piel y el sistema cardiovascular. Además, quienes viven con esta enfermedad suelen enfrentar un agotamiento constante, una realidad que María describe con la “teoría de las cucharas”, donde cada cuchara representa la energía limitada que tiene para enfrentar las actividades diarias.

Durante mucho tiempo, el ejercicio se desaconsejaba para personas como María, bajo la creencia de que podría agravar su fatiga. Sin embargo, la ciencia ha desmentido este mito, demostrando que el ejercicio puede proporcionar energía, mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, reducir los síntomas de depresión y aumentar la calidad de vida sin empeorar la enfermedad.

Por primera vez, un grupo de expertos internacionales ha creado un documento de consenso que ofrece recomendaciones específicas de actividad física para personas con lupus. Estas incluyen:

-Explicar los beneficios del ejercicio a las personas con lupus.
-Recomendar actividad física a todas las personas con esta condición.
-Adaptar la actividad física según la intensidad y la fase de la enfermedad, especialmente durante los brotes, comenzando con la reducción del sedentarismo.
-Evaluar el nivel de actividad física mediante cuestionarios o conteo de pasos diarios.
-Personalizar la actividad física en frecuencia e intensidad, tomando en cuenta las preferencias y condiciones de cada persona para lograr una adherencia a largo plazo.

Para quienes tienen lupus en fase inactiva o con una actividad leve de la enfermedad, se recomienda alcanzar gradualmente las pautas de la OMS: entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada, acompañada de ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana.