La fibrosis quística es una enfermedad genética que afecta diversos órganos, incluyendo los pulmones, el páncreas, el intestino y el sistema hepatobiliar. Esta afección, causada por mutaciones en el gen CFTR, altera el transporte de cloro y sodio en las células, lo que provoca la acumulación de secreciones espesas en el cuerpo.
Según la doctora Martha Cerda Ávalos, profesora de la Facultad de Medicina UAG, aunque la enfermedad es hereditaria, muchas familias desconocen que son portadoras del gen defectuoso. En México, la fibrosis quística afecta a uno de cada 8,500 nacidos vivos, una cifra inferior a la media mundial, lo que indica un posible subdiagnóstico.
Los pacientes suelen presentar problemas respiratorios y digestivos, que pueden derivar en infecciones recurrentes, daño pulmonar y desnutrición. Un signo distintivo en los recién nacidos es la piel salada. A pesar de que no hay cura, tratamientos como enzimas artificiales, antibióticos y vitaminas pueden mejorar la calidad de vida, aunque resultan costosos. Las familias mexicanas enfrentan dificultades para acceder a estos tratamientos en el sistema de salud pública, lo que ha generado una mayor necesidad de apoyo.
La Asociación Fibrosis Quística de Occidente y la Asociación Mexicana de Fibrosis Quística trabajan para mejorar las condiciones de los pacientes, cuyo lema refleja su lucha diaria: "Tú respiras sin pensar, nosotros solo pensamos en respirar".