Mantener los niveles de glucosa estables es esencial para prevenir complicaciones como la diabetes tipo 2, y caminar después de las comidas puede ser una solución sencilla y efectiva. Según estudios de la Universidad de Harvard, una caminata ligera de 15 minutos tras cada comida ayuda a reducir los picos de azúcar en sangre al activar los músculos, que utilizan la glucosa del torrente sanguíneo como energía.
Este hábito no solo mejora el control del azúcar, sino que también reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y combate los antojos. Investigaciones adicionales destacan que dividir el ejercicio en varias caminatas cortas puede ser incluso más beneficioso que realizar una sesión prolongada de ejercicio, ayudando a mantener el azúcar bajo control sin necesidad de medicamentos.