Con la llegada del Día de Muertos, la flor de cempasúchil, símbolo esencial en altares y ofrendas, adquiere un significado especial. Originaria de México, la cempasúchil mexicana (Tagetes erecta o Tagetes patula) es conocida por su vibrante color y su aroma distintivo, que según la tradición, guía a los espíritus hacia los altares familiares, creando un puente espiritual entre vivos y muertos. Su uso en las celebraciones mexicanas honra esta creencia, reflejando la conexión cíclica entre la vida y la muerte.
Por otro lado, la cempasúchil china, aunque similar en apariencia, es más ornamental y carece de la carga simbólica que caracteriza a la mexicana. A menudo cultivada en otros contextos, esta variedad no tiene el mismo aroma y significado tradicional.
Para quienes buscan una flor auténtica para sus ofrendas, es recomendable optar por la cempasúchil mexicana. Algunos consejos para reconocerla incluyen preguntar por su origen, elegir aquellas de colores vivos y con un aroma fuerte, y comprar en mercados locales. Con esta elección, las familias no solo embellecen sus altares, sino que también respetan la herencia cultural que define esta tradición tan significativa.