Elegir entre manteca, mantequilla y aceite puede depender de los efectos de cada uno en la salud. La manteca, una grasa animal, es sólida a temperatura ambiente y contiene principalmente grasas saturadas. Si se consume en exceso, puede elevar el colesterol LDL, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en pequeñas cantidades y dentro de una dieta balanceada, su consumo es aceptable.
La mantequilla, derivada de la leche, también es sólida y contiene grasas saturadas, aunque en menor proporción que la manteca. Aporta vitaminas como la A y K2, beneficiosas para la visión y la salud ósea. Recientes estudios sugieren que las grasas saturadas lácteas podrían no ser tan perjudiciales, especialmente las de mantequilla de vacas alimentadas con pasto.
Los aceites vegetales, como el de oliva y canola, suelen ser líquidos a temperatura ambiente y están compuestos de grasas insaturadas, que favorecen la salud cardiovascular al reducir el colesterol LDL. El aceite de oliva, por ejemplo, es rico en vitamina E y antioxidantes, lo cual protege las células del daño oxidativo. Además, ciertos aceites contienen omega-3, como el aceite de linaza, que es beneficioso para el corazón y el cerebro.
En conclusión, los aceites vegetales, especialmente el de oliva virgen extra, suelen ser la opción más saludable para cocinar. La manteca y la mantequilla también pueden usarse, pero con moderación y dentro de una dieta equilibrada.