La digestión en realidad es algo mucho más severo de lo que imaginamos; después de masticar los alimentos y triturarlos las enzimas y ácidos gástricos se encargan de obtener todas las vitaminas, minerales y proteínas, para luego pasar los restos a los intestinos y finalmente ser evacuados... literalmente.
Pero en el caso del chicle es un poco más complicado, como nos explican desde Reactions. La también llamada “goma de mascar” está compuesta por un edulcorante, un condimento para darle sabor, agentes suavizantes y, básicamente, goma. Debido a esto cuando pasa por el sistema digestivo este se encuentra con serios problemas. Sí, las enzimas pueden absorber parte de los azúcares que contiene el chicle, pero ni la saliva ni los ácidos gástricos pueden hacer nada contra la goma.
De aquí nació el mito de que se quedará “adherida” a tu estómago por siete años hasta que, por fin, los ácidos gástricos terminarán de destruir la goma. Pero la realidad no es así. El sistema digestivo está preparado para desechar cosas que no deberían haber entrado en nuestro organismo, cosas como una bola de chicle que te tragaste por accidente (o adrede, si eres de esos). Después de un par de día el mismo sistema y los nuevos alimentos que entren en él se encargarán de empujar el chicle hasta los intestinos, y terminará en el excusado.
Así que, ¿dura siete años el chicle en tu estómago si te lo tragas? No, y básicamente no le hace nada a tu cuerpo. [Gizmodo]