En total comprende una superficie de 65,721 hectáreas, según lo establece el decreto del Gobierno Federal.
Aunque el fin es preservar las especies, se ha encontrado tala clandestina e incendios forestales originados por diversos motivos. Sin embargo, el Chichinautzin aún guarda muchos secretos de la época revolucionaria que nadie se imagina, la naturaleza en complicidad con los habitantes locales ha sabido mantenerlos ocultos.
Se trata de un laberinto de cuevas en toda la región, debajo de los bosques del corredor biológico se encuentran cavidades que conectan con diferentes puntos de la zona, algunas son muy angostas que es necesario agacharse para poder pasar, no recomendable para los que sufren de claustrofobia, pero otras son tan inmensas que te hacen sentir minúsculo. Al ingresar, se calcula que estamos a mínimo 30 metros por debajo de la tierra, por lo cual la temperatura desciende hasta los 0º grados y junto con la humedad y oscuridad total, vuelven el entorno tan místico como sacado de una leyenda, por ello algunos habitantes locales se refieren a las cuevas como “Un portal al Mictlán”, el inframundo según nuestros antepasados mesoamericanos.
Es toda una aventura ingresar en estas cavidades naturales, algunas tienen escaleras de madera rudimentarias que facilitan el acceso, pero en otras en necesario arrastrarse varios metros para lograr entrar, es indispensable llevar lámpara para evitar accidentes y para alumbrarse en lo desconocido. Una vez dentro con luces apagadas y en completo silencio, se escucha el caer de las gotas de agua que se filtran desde arriba, unas cerca, otras más lejos, pero en conjunto suenan como una melodía que la naturaleza compone y que es una fortuna poder escuchar. En las paredes de las cuevas se ven marcas horizontales de los sedimentos de la tierra, por lo que se piensa que tiempo atrás pudo haber sido un río subterráneo, hoy está húmedo, pero no hay río.
Se piensa que estas cuevas fueron formadas mediante alguna erupción volcánica, ya que hay muchas piedras de tezontle en tonos negro y gris.
Hay animales desafortunados que han caído en las cuevas, por los agujeros superiores de muchas de ellas, y que no pueden regresar a la superficie por lo que mueren con el tiempo, o al instante con la caída, es el caso de los restos óseos de una vaca que encontramos en el camino.
Dentro de las cuevas, la gente local cuenta que han encontrado grandes tesoros. Allí se escondían los caudillos revolucionarios en el tiempo del Gral. Emiliano Zapata Salazar tras ser perseguidos. Ellos enterraban sus pertenencias como vasijas de barro, joyas y oro, de las cuales se han encontrado algunas incluyendo monedas y centenarios. Los habitantes cuentan que el que está destinado a encontrar esos tesoros, ve mucho fuego saliendo de la tierra en el lugar donde debe ir a excavar, y debe llevar a un chaman que pida permiso a la tierra para realizar la excavación, además de bendecir y quitar las malas energías. La persona destinada no debe ir con envidia ni intenciones negativas, de lo contrario el oro se convierte en carbón.
¿Habías escuchado de estas cuevas? ¿Te gustaría conocerlas?
TEXTO:
FRIDA ITZEL TÉLLEZ ROMÁN.
ESTUDIANTE DE LA MAESTRÍA EN ESTUDIOS TERRITORIALES, PAISAJE Y PATRIMONIO.
FACULTAD DE ARQUITECTURA DE LA UAEM.
FOTOGRAFÍAS:
ARCHIVOS COMPARTIDOS UAEM-3RÍOS.
ADALBERTO, ERNESTO Y ADALBERTO
FRIDA TÉLLEZ