Por otro lado, el punto clave para que una persona tenga éxito en la jubilación e incremente como consecuencia su calidad de vida, es tener una actividad que le apasione y que satisfaga necesidades importantes, así como tener y conservar, principalmente, la salud física y la salud mental sanas.
La jubilación, como hemos comentado en ocasiones anteriores, también se asocia con cambios en la alimentación. Sabemos que los ingresos de los jubilados representan un ingreso económico reducido y repercute en la compra de alimentos y tal vez, en que sea más barata. La mayoría comienzan a comprar comida con mucha grasa, con poca fibra, le añaden sal a la comida (por el problema de la disminución del gusto), y comienzan a adquirir hábitos poco saludables, algunas otras personas se resisten a cambiar sus hábitos alimenticios y las menos se encuentran motivadas para cambiar sus hábitos por comida más saludable.
La importancia de la dieta en el bienestar está influido fuertemente por factores familiares, sociales y personales.
En esta etapa, una buena recomendación nutricional incluye disminuir los niveles de colesterol en la sangre, ingerir más fibras, disminuir el consumo de carnes rojas, disminuir el consumo de sal, aumentar el consumo de aceite de oliva, consumir suplementos alimenticios, o sea, comer es y debe ser, una acción satisfactoria pero también muy inteligente.
Se sabe que muchas enfermedades, entre ellas el cáncer, se encuentran relacionadas con la dieta. Para evitarlas, es necesario comer mayor cantidad de frutas y verduras, así no se presentará cáncer de estómago, ni de colon o de pecho.
Sabemos que las frutas y las verduras contienen una gran cantidad de fibras y éstas reducen el riesgo de cáncer de colon, ya que estos alimentos contienen unas sustancias que ayudan particularmente en el estómago y en el intestino.
Dice por ahí un dicho “somos lo que comemos” y mi padre bien dice: “la salud está en el mercado y no en el supermercado”, con tantos alimentos procesados. Depende de lo que comamos, y que nuestros cuerpos estén saludables, que así resistiremos a las infecciones y cualquier tipo de enfermedades.
Debemos prevenir las enfermedades, en lugar de curarlas. Cambiemos nuestra dieta, hagamos ajustes pequeños y poco a poco estaremos comiendo al cien por ciento comida saludable. Y recordemos que la cantidad y la calidad van de la mano.
La comida que se consume y el nivel de actividad física, influyen en un gran número de factores de riesgo relacionados con la longevidad.
Adicionalmente, la dieta y el ejercicio son elementos de la salud que tenemos bajo nuestro control y que contribuyen a disminuir el riesgo de contraer enfermedades. Nuestros hábitos y elecciones ayudan mucho más que todo el sistema médico ya establecido.
Les recordamos que hoy jueves 28 y mañana viernes 29, en la casa “Olga Tamayo” del DIF, serán las jornadas gerontológicas de 8.30 a 14 horas. Están cordialmente invitados.