Graco tiene un viejo anhelo: ser gobernador de Morelos. Si lo va a lograr o no pronto lo vamos a conocer porque el tiempo corre en la Sucesión 2012. Ramírez, lo hemos señalado siempre, es un eficaz operador de medios, lo hace en su beneficio como debe ser. En cuanto es requerido para otros temas que lo beneficien en los propios medios, Graco está listo, son oportunidades que cree de oro. Ya les platicaremos con los registros a la mano.
Pero hay una noticia que al buen Graco no le va a agradar: será quizá candidato pero no gobernador. Y ésta, la del 12, sería la última oportunidad para el tabasqueño. Lo de la UAEM es un bálsamo, lo que echaría abajo la buena y obligada acción del senador es que el legislador le queme más incienso del que merece. Además habrá fracturas que le quieran cobrar correligionarios del PRD y de los partidos rivales.
Otros se salvan. Francisco Moreno Merino hace lo propio, es presidente de la importante Comisión de Cambio Climático cuya cumbre mundial es el próximo mes en Cancún. Tendrá todos los reflectores y si es listo los va a aprovechar. Otro priista, Manuel Alvaro Agüero Tovar, del mero Jiutepec parte de esa raíz echada por don Manuel Tovar Ángeles, uno de los impulsores de la industria en el estado, que ha ido escalando posiciones que lo colocan, luego del domingo, en el más fuerte aspirante a la presidencia de su tierra. Jaime Sánchez Vélez, el hijo de Bérulo, líder histórico de Ixtlixco en Tepalcingo, que no pierde el modelo de sencillez y crece políticamente luego del proceso interno de su partido.
La priista con mejor perfil es Rosalina Mazari Espín, dos veces diputada federal ganando en las urnas. Ella es una de las que serán anotadas para la competencia priista por la nominación 2012.
El cuautlense Félix Rodríguez Sosa es hombre de una sola pieza. Gente de campo, cenecista desde niño, Rodríguez se maneja con discreción y cuenta como mérito mayor su permanencia, más en las malas, de su partido.
Existe otro diputado en San Lázaro, morelense de Cuernavaca, Jesús Giles Sánchez, ex presidente municipal de Cuernavaca, ex diputado local, hombre de raíces, de la cultura del esfuerzo. Representa al PAN y es de los más activos en tareas legislativas, sobre todo en comisiones, que no tienen el brillo del pleno pero ofrecen mejores resultados a los representados. Jesús ha sido un político serio, decente diríamos, que cumple con su responsabilidad. Podemos que es el panista que se ha ganado más respeto. Si su partido es congruente y conserva posibilidades electorales, lo menos que podrá disputar Giles es una senaduría. Obviamente que es de los que van a jugar la nominación gubernamental, que será complicada, pero cuenta con condiciones para seguir una carrera que ha sido, normalmente, ascendente.
Bueno, hay un legislador federal que dejamos al final, porque lo único que ha hecho en Morelos es la consolidación económica. No ha dejado ninguna huella y tiene un partido como franquicia. Lo dejamos para cerrar.
Dos senadores cuentan Acción Nacional, Adrián Rivera Pérez y Sergio Alvarez Mata. El primero, ampliamente conocido como “El Cuadradito de Basoco”, está en lo suyo. Allá aparece ordenando desde el micrófono la entrega de la medalla “Belisario Domínguez”. Aquí hace labor proselitista a través de la gestión social en escuelas populares, lo que siempre traerá dividendos. Se supone que es puntero en el PAN para la candidatura al gobierno. Ha sido de todo en este partido, escalando posiciones desde los días que eran unos cuantos. Lo vemos como el candidato de la lógica.
Sergio Alvarez Mata está escondido, la suerte del ex comandante de la policía estatal, Luis Ángel Cabeza de Vaca lo sigue, era su superior y se hablan cosas que no son fáciles de corroborar. Está, simplemente, en una suerte de “entejonado”, en espera de continuar con lo que ha sido su paso por la vida pública: desde la comodidad de la burocracia, creciendo materialmente pero oscuro, sin ninguna presencia política. Sergio ratificó lo que sus propios compañeros de partido proclamaban: es producto de la casualidad, esta misma que lo colocó en lugares que podrían generarle conflictos, digamos lo policiaco con Cabeza de Vaca.
El último, en la lista de esta columna y también sotanero en el quehacer es Jaime Alvarez Cisneros, un individuo que a saber que favores hizo o que le debe el veracruzano Dante Delgado porque el partido Convergencia en Morelos es su propiedad. Llegado con una mano adelante y otra atrás, hoy Jaime Alvarez Cisneros puede presumir una posición de bonanza, igual que la poca gente que le conoce a pesar de su larga estadía sangrando la ubre presupuestal, lo califican como un amoral de la política. ¿Se puede decir más?