Esto inició en los años que Morelos era mal conocido por la ola de secuestros; hablamos de hace 18 años a unos 10. Se sabía, flotaba en el ambiente, otra realidad que no se consideraba porque no convertían nuestro territorio en zona de guerra: que aquí vivían mafiosos con sus familias o cuando menos pasaban estadías prolongadas. Era distinto el aspecto de los guardias de estos personajes que el de los empresarios o políticos. Aquéllos, mezclilla, botas, sombrero y armas a la vista, como si nada. A los de los otros les compraban trajes en "La Rivetex" y parecían chilitos rellenos, eso sí con la mirada tratando ser torva y el desprecio por los demás. Total que ni a cuáles irle. Pero se toleraba.
Hoy no se sabe; de pronto se encuentra por cualquier avenida un convoy de camionetas con vidrios ahumados, rebasando por la derecha y se observa que conocen lo que hacen. ¿Guardias de políticos, de empresarios o de la delincuencia organizada? No se sabe, porque ninguno porta logotipo; imagínense si así fuera. La ciudadanía comienza a acostumbrarse que si son de funcionarios, van con traje y mirando hacia todos lados; los de empresarios fuertes (la mayoría no puede sufragar gasto tan grueso y se engruesa con la gente común, a la buena de Dios) también arreglados aunque no pierdan su esencia de paisanos, pero los otros no cuidan si es de etiqueta o no, transitan abiertos y sobran los morelenses que los perciben y voltean hacia el frente o de plano se voltean. La propia gente ha aprendido a que excepto equivocaciones normalmente sus ajustes van en directo contra tal o cual. Así parece lo que se ve y lo poco que informan las autoridades, sobre todo las estatales que hacen la mejor función que dominan: no voltear, mirar hacia el frente, hacerse disimulados. ¿Qué les queda?
El respetado lector se preguntará por qué tanta vuelta al tema. Tienen razón y les compartimos. Dice el senador Sergio Álvarez Mata que quien se los puso, quite la cuadra de guaruras al diputado federal Francisco Moreno Merino. Señala que Moreno "trae consigo en su descarada búsqueda por la candidatura del PRI a la gubernatura de Morelos para el proceso constitucional del 2012". Exige que se le pida cuentas al legislador del porqué tanta protección. Fíjense la aplicación elemental de la lógica del multifuncional Álvarez Mata (ya ven, fue candidato a senador, senador, senador con licencia, secretario general de gobierno, luego aspirante a la nominación del PAN a la presidencia de Cuernavaca, candidato oficial, perdedor en la constitucional, ahora sí senador por los dos años y fracción que faltan, todo un personaje que en tan corto tiempo hizo todo en su vida, al que cada quien le coloque el adjetivo que valga: chambeador o chambista), dice que "es decir, si ya no existe peligro alguno se le tienen que retirar los elementos de seguridad a su persona, y en el caso de que sigan existiendo el supuesto peligro contra el legislador priista, tendrá que aclarar el motivo por el cuál está siendo protegido de más".
Bueno, eso de saber si está o no en peligro Moreno, ojalá el propio Sergio se acerque a su ex subalterno Luis Ángel Cabeza de Vaca y le encargue indagar entre las cárceles federales -que todo se corre, que todo se sabe- si hay o no peligro para el legislador priista. Por otro lado, es hora que el mismo Paco Moreno diga si lo ostentoso de traer guardias que no los paga él, los necesita o es hora que regresen a la corporación que los envió. Porque, finalmente, como lo anotamos al inicio: cuando los malos van por algo o alguien, así traigan a Clint Eastwood, Arnold Schwarzenegger (o como se escriba el nombre del monote este que gobierna California), Stallone, Bruce Willis o al hijo de David Reynoso y los Hermanos Almada, se lo llevan o ahí lo terminan. Ésa es la regla que los mexicanos conocemos por la tormenta de noticias diarias en los flamantes canales televisivos desde donde se derrama más sangre en media hora que en un mes en el rastro de Cuernavaca.
Se observa intención de generar la controversia en torno de la sucesión en la que, claro que sí, Sergio Álvarez Mata quiere, va a jugar y cree que puede ganar seguramente para romper el récord Guinnes de tantos cargos y responsabilidades sin lograr al final trascendencia alguna. El caso de Moreno Merino, dice que es el responsable por parte del Legislativo federal de la Cumbre de Cancún, sin duda de lo más importante de la agenda anual y a nivel internacional sobre el cambio climático. Obviamente quiere ser candidato a gobernador aunque no se le vea por ningún espacio morelense, ni siquiera hablando; debe estar cuidándose de más y eso lo han detectado los del color azul y lo invitan a un cuadrilátero que, nos extraña, sólo han subido con rudezas a Manuel Martínez Garrigós. Al final, como que la estrategia de SAM está mal pensada pero no es mala.
Pero para qué hacer pronósticos si en el remoto caso que Sergio Álvarez fuese candidato a gobernador del estado, no importa a quién le coloquen enfrente: pierde. Ésa es, en base a esfuerzo de unos cuantos años, su única garantía.