Tengan o no afinidad por MMG, los priistas que no son pocos en cargos de elección popular harán sentir al Ejecutivo estatal y dejarán mensaje a sus adversarios políticos, que si han aplicado intensidad para fraguar un estado de ingobernabilidad en la capital –que pese a lo que se diga no lo han logrado—, en ese mismo volumen van a hacer causa común por una razón poderosa: ellos quieren el poder en el 2012 y si dejan que apaleen con o sin razón a uno de los suyos, el siguiente será cualquiera. Otra razón superior: sienten, lo saben, hace tiempo lo intuyeron, que el partido en el poder está débil, frágil, y no por la base panista, que hay muchos de excepción, sí por los excesos de los 10 ó 15 bandidos que en 14 y 11 años realizaron un saqueo que ni el más ratero priista –y vaya que los hubo y existen por ahí--.
El objetivo no va a ser los que saltan o se tambalean por las calles, va a hacerse sentir en el lugar que deben y con elementos que la condición de Morelos valida, por desgracia. No les interesa ningún otro que el doctor Marco Antonio Adame Castillo. Aquí, en términos pugilísticos se aplicará –pero a la inversa-- la máxima del sabio y excelente conversador, el manager Arturo “El Cuyo” Hernández: “¡Pégale al cuerpo que la cabeza cae sola!”. No, el cuerpo hace rato camina vacilante, la cabeza quizá inmerecidamente va a necesitar que la sostengan. La política es complicada, un arte dicen, pero cuando se experimenta no hay rumbo. Sucede lo que Morelos vive hace tres procesos electorales: ninguna fuerza partidista se consolida por la ausencia de liderazgos. Muchos se creen líderes, dirigentes, hasta caudillos. No es cierto. Algo parecido a lo que vivimos sucedió en los años 1997—1998 cuando gobernaba Jorge Carrillo Olea, hombre culto, preparado, estratega y reconocido en materia de seguridad nacional, gran teórico, pero poco sensible para la política. No hizo caso de los reclamos primero de grupos sociales y luego de todos y ya sabemos la historia. Si se vale comparar las razones de funcionarios delincuentes y las condiciones por las que cae Carrillo, los sucesos de los últimos años en Morelos superaron a lo que ocurrió en la era priista.