Un punto fundamental para evaluar al Tribunal Estatal Electoral no es solamente que en los hechos haya logrado su autonomía real, la que marca la ley, con un desmarque fino pero contundente –para respetar la ley como es su obligación— de las fuerzas partidistas, políticos o legisladores que hayan influido a los magistrados en su ingreso. Será ésta la segunda elección constitucional de los magistrados Blumenkron, Hertino Avilés Alvabera y Oscar Añorve Millán, este último con el primero con un récord inmaculado en la administración e impartición de justicia y el joven Avilés demostrando el porqué ha sido uno de los mejores egresados de la Facultad de Derecho de la universidad de Morelos. Los tres, por cierto, proceden de nuestra máxima casa de estudios.
El Tribunal Estatal Electoral se ha convertido en base a resultados, desde su misma creación, en una entidad respetada y respetable, desde su primera terna donde destacó Pedro Luis Benítez Vélez, tomando decisiones que marcan diferencia, como el artículo 58 local que por tantos años ha sido expuesto en sus diferentes ángulos, todavía no legislado pero ya un hecho consumado a estar encima de la local la Constitución nacional. Esta institución hoy en manos de Fernando Blumenkrón es, digamos, la segunda generación, y la capacidad de sus integrantes (otra coincidencia feliz es que son morelenses de pe a pa) indica que harán un buen papel y dejarán no sólo satisfechos a los ciudadanos, participantes o no en la elección, sino sin dudas que es lo que más importa.
Atento y en su trabajo, el magistrado presidente Blumenkron hace llegar a los medios parte del discurso que ofrecerá hoy durante su toma de posesión. Tomamos una parte:
“Los magistrados que integramos este Tribunal estamos conscientes de nuestra responsabilidad histórica; lo estuvimos desde el momento mismo en que fuimos designados por el Congreso local en febrero de 2008, y lo estamos ahora, de cara a uno de los procesos electorales más importantes en la vida democrática de nuestro país y de nuestro estado: los comicios del año 2012, coligados los estatales con los nacionales, que servirán para recomponer políticamente a Morelos y al país.
Y lo digo sin ambages, con la experiencia que nos dejó el proceso de 2009, que dicho sea de paso fue solventado con un alto grado de efectividad por el Tribunal Estatal Electoral, calificado de esa forma no por sus integrantes, sino por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien en más del 97% de los casos que le fueron sometidos a su consideración, confirmó nuestras sentencias.
Pero tal logro, aunque sea digno de encomio, no es para echar las campanas al vuelo, pues considero que es obligación de todo servidor público actuar con rectitud, honorabilidad y alto sentido de la responsabilidad en las tareas que le son encomendadas; sólo así se refrenda cotidianamente el compromiso que asumimos con la sociedad, con nadie más. En nuestro caso, aplicar a cabalidad los principios de constitucionalidad y legalidad en cada una de las resoluciones que pronunciamos. De esta forma los órganos electorales damos certidumbre a los procesos electorales y hacemos respetar el voto de los ciudadanos, que no es otra cosa que la libertad que posee cada individuo de elegir razonadamente a sus gobernantes, contribuyendo así a que se alcance la paz social y el desarrollo de los pueblos. Esa es y será nuestra aportación a la democracia.
Por otra parte, la agenda electoral de este año está marcada por una intensa actividad en siete estados del país, en los que se prevén competencias cerradas, como es el caso de Guerrero, que a finales de este mes celebrará elecciones para gobernador y cuya atención nacional estará centrada en la definición de una votación en la que habrá, muy probablemente, desafíos incluso del orden criminal, como observamos en los hechos de violencia tan lamentables que se han presentado en esa entidad en las últimas semanas. Considero que debemos estar atentos a lo que suceda en dichos estados; el desarrollo de sus procesos electorales, el porcentaje de judicialización de los mismos y sus problemas poselectorales, nos dará la pauta para lo que vendrá el próximo año.
Afortunadamente en Morelos no hay indicios de que haya penetrado dinero “sucio” producto de la delincuencia organizada en las elecciones intermedias de 2009, aunque sí sospechas, alimentadas éstas por versiones que divulgaron algunos medios de comunicación”.