Hace cincuenta años, no se hablaba de residencias geriátricas; no existía el término porque no había muchos adultos mayores. Sabemos que la pirámide poblacional estaba basada en la gran cantidad de niños y adolescentes que había en los años sesentas, el “baby boom”, cuando todo mundo comenzó a tener 3 y 4 hijos que ahora son personas que tienen alrededor de cuarenta y cincuenta y que en breve tendrán sesenta años y estarán incursionando en la tercera edad, y que el promedio de vida hoy en día se ha incrementado y las personas están viviendo 78 y 80 años, más las mujeres que los hombres, y que con mayor facilidad por todos los adelantos médicos y nuevas tecnologías estarán manteniéndose muy saludables física y cognitivamente y podrán estar en este grupo de personas.
También sabemos que por el cambio en la forma de vida de las personas, especialmente en el género femenino, las ocupaciones no permiten que se mantengan ocupadas en casa a las personas adultas mayores.
Antes existían los llamados asilos; aún existen por ahí algunos cuantos, pero las personas ya no quieren ir a los asilos, quieren estar en una residencia geriátrica porque conocen la diferencia.
En las residencias geriátricas se tiene un programa de intervención, en el cual se contempla las mejores actividades que pueden y deben realizar las personas mayores de 60 años; se cuenta con personal especializado: enfermeras geriátricas o gerontológicas que son expertas en tratar con ancianos, médicos geriatras, nutriólogos que diseñan menús especiales para hipertensos o para diabéticos, trabajadoras gerontológicas, psicólogos geriatras y en fin una serie de personal altamente especializado en el cuidado y la atención integral de los adultos mayores. Los programas para personas adultas mayores deben ser programas que continúen desarrollando sus capacidades físicas e intelectuales, así como sus habilidades sociales ya que un aspecto muy importante durante la vejez es el aspecto social.
Hace cincuenta años, sólo se hablaba de asilos y era una palabra inusual porque las personas normalmente cuidaban a sus mayores, que tenían alrededor de 45 y 50 años. No llegaban a conocer muchas de las enfermedades crónico-degenerativas que se manejan hoy en día, porque la gente moría joven. El IMSS y el ISSSTE pensaban que no iban a jubilar a ningún mexicano puesto que si estaban llegando tan sólo a los cincuenta años, quién llegaría a la edad de la jubilación. Los asilos eran realmente para personas de escasos recursos o para personas que estaban con un alto índice de deterioro físico o cognoscitivo.
A la fecha existen en Cuernavaca alrededor de 20 lugares destinados para adultos mayores; algunos continúan siendo asilos, otros son ya residencias geriátricas o centros gerontológicos, donde sí cuentan con programas especiales y sobre todo con personal capacitado para cuidar de personas adultas mayores.
También existe la Red de Personas Adultas Mayores, donde deben registrarse todos los lugares que den este tipo de atención, y estarán en el directorio los que cumplan también con los requisitos que les pide la Secretaría de Salud.
Antes de ingresar a nuestro familiar en cualquier lugar, debemos estar bien informados sobre los servicios que ofrecen y las características de cada lugar para saber si realmente es lo que nos interesa para nuestro adulto mayor.
Les recordamos a nuestros asiduos lectores que la junta de la Red de Personas Adultas Mayores será el próximo martes 29 de marzo a las 10:00 hrs. en las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos, en la calle de Galeana 39 esq. Rufino Tamayo, en la colonia Acapatzingo, cualquier informe en el 3647171.