Sin embargo, tal como se encuentran las condiciones, hoy y hace 18 meses, lo mejor es conseguir en alguna Unión de Morelos reciente las recomendaciones públicas que hace la Zona Militar en caso de ser requerido en un retén militar. Lo anotamos en esta columna hace rato: “Vidrios Abajo y Manos Arriba” del volante, para evitar nerviosismos o acciones que generen una desgracia.
¿A quién le agrada que retenes de cualquier tipo lo detengan en las calles? Ahora, hay de todo, incluso los verificadores ambientales que no sabemos lo que hagan cuando se atraviesa un comando armado de malandros. ¿Creen que los van a verificar?
El caso de la diputada es repetido, por lo tanto importante y en cada uno de ellos se ha suscitado conflictos que no dejan más que dos posibilidades:
Traen los militares en su lista desagradable (no delictiva, sino de los que no les gustan) a la diputada Lilia Ibarra Campos.
O la señora es brava y no va a permitir que vayan más allá de lo que dice la ley, y está de acuerdo con lo que ella expresa, no obliga a ningún ciudadano a bajar de su vehículo. Incluso, agrega, le cortaron cartucho de sus armas largas.
Tema aparte que merece revisión es el lance directo de Lilia, que lo que le sucedió es parte de una estrategia en contra de su partido, el PRI. Tampoco ahí están mancos o impedidos a la reacción, pero esperan que pase el 4 de julio, que ganen la gubernatura del Estado de México y luego, como diría un gran amigo, quién sabe.
En tanto, los retenes o revisiones ya son pan de cada día desde hace rato; de pronto cesan y luego retornan. Últimamente, hay más presencia de la Policía Federal, los que acabaron con la vida del joven de La Carolina que ya era una leyenda, apodado “El Mojo”, parte de una familia tradicional de cuernavacenses, tablajeros de toda su vida. Decididos a ir por el lado oscuro de la vida, las consecuencias no pueden tener buen final. Ese y otros asuntos relacionados con el crimen organizado tienen a militares y federales haciendo cosas que no gustan a muchos, que seguramente son necesarias, y, de paso, cometen excesos. Les comentamos uno:
Detienen en un retén a una persona con una camioneta americana con placas de una entidad mexicana. Obviamente que a este señor lo timaron por allá y lo retimaron por acá. Su vehículo es ilegal; por lo tanto, debe ser confiscado. Los federales se la pusieron sencillo: “Éntrale con 15 mil pesos, vete y esconde esta camioneta”. No la va a poder usar, se va a pudrir en algún garaje y perdió el monto de la adquisición, el falso emplacamiento y sus 15 mil pesos. Claro, tampoco va a
denunciar a nadie. ¿Cuántos de estos casos se atraviesan en la lucha contra el crimen organizado? Bueno, es un beneficio colateral, para llamarlo de alguna manera.
Hace un año y meses, en el caso de la diputada Ibarra, fue en Buenavista con la misma unidad. Se aplica para facilitar las cosas, la frase popular: Flojitos y cooperando. Ésta es una acción más que ratifica las condiciones en que se encuentra la entidad. Somos un estado de excepción, en la condición media para tampoco exagerar, ni tan violento como Chihuahua o Tamaulipas ni tan tranquilo como Querétaro o Yucatán. ¿Cuándo íbamos a imaginar estar así? Pero es la realidad. Ante esta contundencia, de nuevo la recomendación ante un retén de cualquier policía o de las fuerzas armadas: Vidrios abajo, manos arriba del volante, flojitos y cooperando y seguramente nos ahorraremos corajes o miedos.
Pareciera una sugerencia irresponsable, pero ante la fuerza de los hechos que vivimos, no sabemos qué otra cosa hacer.
Hank Rhon y Salazar Mendiguchía
Lo de Pablo Salazar Mendiguchía y Jorge Hank Rhon. Todo parece parte de una estrategia general con objetivos electorales. El caso del Hijo del Profesor se hizo de pronto especial: todos saben que no es una blanca paloma, su color es oscuro de plano; sin embargo, la mayoría lo ve como “víctima del sistema”. Es una
percepción natural, que se da así. Y muestra el desgaste de la figura de las instituciones, lo más serio del asunto. Lo del priista converso en panista—perredista, Salazar Mendiguchía, en Chiapas pudo haber sido apresado hace cinco o tres años, pero lo hacen ahora, colocando en terreno de riesgo a muchos que hace tiempo terminaron su periodo. En Morelos donde gobernó hace casi cinco años Sergio Estrada Cajigal Ramírez no hay problema, porque la administración estatal la tiene el PAN y no se van a autogolpear cuando los pronósticos les son desfavorables.
Con el permiso del colega José Martínez, publicamos un fragmento de su artículo “Nada Personal”:
“Hoy después de 23 años del asesinato de Héctor Félix Miranda, Jorge Hank Rhon ha pisado por primera vez en su vida, en su calidad de indiciado, una prisión federal. Es acusado por acopio y posesión de armas, asociación delictuosa, pero sus grandes crímenes lo protegen. Si en realidad hay voluntad política para procesarlo y sentenciarlo, los jueces como el gobierno de Felipe Calderón deben reabrir los expedientes de Héctor Félix Miranda y Francisco Ortiz Franco y acabar con la impunidad de los Hank.
Cinco presidentes de la República, seis gobernadores de Baja California, trece procuradores generales de la República, han pasado desde que Jorge Hank Rhon es señalado de estar detrás del asesinato del periodista Héctor Félix Miranda y de estar involucrado en actividades criminales como lo han documentado órganos de inteligencia y seguridad del gobierno de Estados Unidos.
Por qué sí en Estados Unidos ha sido calificado de ‘indeseable’ y se le retiró la visa por ser considerado una amenaza para la seguridad de ese país, porque en México les ha temblado la mano para someterlo a juicio. Lo sabemos es inconmensurablemente rico y poderoso. ¿Y la justicia?
Lo que puedo decir ante tanta impunidad es que Jesús Blancornelas, lo mismo que Héctor Félix Miranda y Francisco Ortiz Franco, dedicaron su vida con toda la pasión por el trabajo periodístico en una ciudad y un país que no se lo merecían”.
*José Martínez, periodista y escritor. Trabajó para el semanario ZETA de Tijuana. Es autor del libro Las Enseñanzas del Profesor. Indagación de Carlos Hank González, editado por Océano de México.