Se dice que aprehendieron a cuatro; otra versión, que a cinco presuntos responsables de delitos electorales. Como lo pueden imaginar, es gente modesta a la que han metido en este problema; obviamente por necesidad, son parte del entramado que da forma al corral de la política, un cochinero.
De inmediato corrieron versiones que hacían detenido en algún penal de Veracruz al presidente del PRI en Cuernavaca, Erik Salgado. Se hablaba de otros integrantes de su comité, incluso lo publicaron en algún medio nacional, pero Erik se encuentra en sus actividades, la primordial en este momento es apoyar a los que se presume son militantes de su partido y están en algún penal de Veracruz, estado donde celebraron elecciones el año pasado y ganó, precisamente, el PRI. El perdedor de la contienda es un viejo conocedor del sistema, mapache, carcelero y cercano a Elba Esther Gordillo Núñez, el macabro Héctor Yunes, al que le habrían aplicado una medicina de las que él usa para sus actos públicos. Ése es otro tema adelante, por ejemplo la victoria del poblano Javier Moreno Valle, que algunos miles de maestros (de la corriente de Gordillo y Yunes) hicieron de las suyas y le dieron el triunfo a través de una alianza que derrotó al PRI. Y no eran poblanos.
¿Quién llevó a los hoy detenidos? Es algo que se va a saber, que lo tendrán que compartir públicamente las autoridades, y para ello preparan el entarimado, porque no obstante que existe la presunción de un delito, esta acción es parte de la guerra política y una demostración de que el PAN, en el poder, no va a dejar tan fácilmente éste. Además, si existe un delito, tendrán que proceder en contra de los que lo perpetraron.
Lo que se advierte con esta enésima “casualidad” en la víspera es que el gobierno a través de instituciones policiacas y de justicia va a echar “su resto” en la cosa electoral. El objetivo, con o sin razones, es hoy Manuel Martínez Garrigós que, seguramente va a defenderse, no está manco y tiene entre sus habilidades—defectos, que echa para adelante. Pero la efervescencia del fin de semana apunta a que la pasividad y hasta aparente complicidad de personajes priistas en el poder, con autoridades locales y federales, va a romperse. Aquí, Amado Orihuela, ayer mismo, organizaba a sus cercanos y giraba instrucciones, que en la bancada en el Congreso local va a hacer lo propio, que los federales se juntan y que Humberto Moreira Valdés, el presidente nacional, ha enviado personal a Morelos y a Veracruz para que reaccionen en consecuencia.
A cada acción le corresponde una reacción; unos, los que no quieren abandonar el poder, usan sus herramientas institucionales; otros, aquellos que son el objetivo, “el blanco” pues, se van a mover y, seguro, venderán cara cualquier actitud. En una palabra, se calienta el ambiente político y social en Morelos y como en política no hay casualidades, la encarnizada acción de la justicia federal, con amas de casa y señores de condición modesta (que no los exime del presunto delito pero son víctimas de la miseria en que se encuentra la mayoría de la población nacional) vivieron momentos de persecución y posteriores traslados que el mismísimo “Chapo” Guzmán no desearía.
Dentro de esta circunstancial crisis, que eso es lo que viven los priistas de Morelos –no de Cuernavaca, porque el golpe lo recibirían todos--, hay los que esperan que se junten, todos, aunque sea para reconocer errores y revisar cómo va el marcador rumbo al año próximo. Si se enteran que siguen punteando y con amplia ventaja, a lo mejor les “cae el veinte”. En tanto, todos listos para lo que viene, que se pongan cascos y chalecos de malla como en la Edad Media: la movilización mediática desde el poder para satanizar a través de cinco o cien pobres seres humanos que viven en Cuernavaca, haber cometido –presuntamente—un delito que merece que todas las corporaciones, ejércitos y grupos especiales los cacen.
Este tema político entra en la línea mediática que es más fuerte y ruda aún pagada, para estacionarse en donde tiene que estar desde un principio: el terreno legal. Son delitos que la ley considera duros pero que aun con los elementos que cuenten, la justicia se aplica en gente jodida, en tanto “los buenos”, los verdaderos “buenos” o toman el sol y saborean una fría cerveza, o comparten la mesa con funcionarios de alto rango. No se puede aplicar el ¡Viva México!, como desde alguna ciudad norteamericana se exponía el sábado en un aire retador y pequeño. Mejor, más vale que busquemos fórmulas para que se limpie la práctica política o que la sociedad acabe con la basura de los políticos. O como decían en la marcha del maestro Javier Sicilia, algunos de los miles de concurrentes: “¿Para qué tener elecciones?”. Es cierto, para qué…