El país, en cuanto a infraestructura social se refiere, en 1936 creyó que con tener un Seguro Social o un ISSSTE podría salir adelante 80 años después. Error: no contaba con la gran cantidad de adultos mayores que actualmente tiene México, porque tenían contemplado que las personas tuvieran tan sólo una esperanza de vida de 50 años como máximo. Les vino muy bien tener la edad de jubilación a los 60 y 65 años porque estaban seguros que sólo el 5% de la población llegaría a estas edades y pues no fue así.
Entonces, estamos ya en el 2011, y no nos estamos preparando para el 2020 cuando en vez de diez millones, seamos 20 millones, y en el 2050 más de 35 millones de personas adultas mayores.
Por otro lado, en nuestras propias casas, cuando se comienza a hablar de que a la abuela, el abuelo, la madre o el padre, podría ser conveniente llevarlos a una residencia geriátrica, los mayores simplemente dicen: “No, a mí no me vas a llevar a dejar a un asilo. Yo me muero en mi casa”. Y el concepto de asilo que tienen es como eran algunos asilos hasta hace cinco años. Ya que a partir del 2005 comenzamos con una visión diferente: requerimos de un espacio agradable, con gente de la misma edad, donde podamos seguir disfrutando de la vida, donde no estemos solos, estemos bien atendidos, nos administren nuestros medicamentos, nos atienda una geriatra, nos asistan enfermeras profesionales especialistas en gerontología o geriatría, tengamos actividades diariamente, clases de baile, de danzón, de tango, o bien clase de manualidades, de dibujo o de pintura y muchas otras más, además de que una nutrióloga vigile nuestra alimentación y nuestra ingesta diaria de alimentos.
Tenemos que recordar que cada situación familiar es única. También se debe contar con una estrategia efectiva, un lugar adecuado y donde todos los miembros de la familia deben estar involucrados para seleccionar y cooperar en el lugar a donde se llevará a nuestro ser querido.
Debemos pensar también que cada residencia geriátrica o centro gerontológico es diferente, ofrecen diversas opciones, y tenemos que seleccionar cuál es el que más nos agrada, está dentro de nuestro presupuesto familiar, para que no comiencen los pleitos y problemas entre los hermanos, hijos, nietos y demás familiares.
Todos estos factores deben considerarse al elegir una residencia geriátrica. Pero todos debemos pensar que vamos a llegar a ser viejos, cumpliremos 60, 65 y quizá más. Si durante toda nuestra vida nos hemos cuidado y llevado una vida con calidad, podremos cumplir hasta 99, ¿por qué no?
También sabemos que existe mucho estrés al tomar la decisión; simplemente, el tocar el tema de un espacio adecuado para nuestro adulto mayor. Quizá, la mayoría de las veces, es más difícil para los familiares que para el propio adulto mayor.
Sin embargo, somos un país que en 1960 y 1970 éramos un país de niños y jóvenes, por lo que en el 2020 y 2030 seremos un país de viejos y tenemos que ir planeando nuestro retiro y/o jubilación.
Recordamos cuando nuestra abuela nos decía: “Cuando comiences a trabajar, comienza a ahorrar” y todos nosotros nos reíamos y nos gastábamos el dinero a manos llenas: invitábamos a los amigos a las fiestas, a cenar, a viajar y no ahorrábamos nada o hacíamos ahorros a corto plazo: si ahorro durante 8 meses, juntaré para comprarme un vochito. Si lo hago por más tiempo y pongo a trabajar el dinero en el banco, podré sacar uno pero de la agencia. Si ahorro todo este año, el siguiente tomaré vacaciones y me iré a hacer un recorrido por Canadá, la parte este. Y regresando, no tendré más ahorros, pero volveré a empezar. ¿Y cuándo pensamos en ahorrar para cuando cumpliésemos 60? Nunca. Esa cultura no se nos enseñó. Pero el día de hoy no es tarde para comenzar a pensar en ahorrar y escoger desde ahora el lugar donde decidiré pasar mis últimos días. O invitar a mis mejores amigos para que, entre todos, contratemos a un asesor que nos diga cómo abrir nuestro propio negocio y además hacer que este lugar sea el espacio que yo requiero para vivir mi vejez con calidad y sobre todo con calidez.
Les recordamos nuevamente el curso para prepararnos como cuidadores de adultos mayores, que comienza el próximo viernes y/o sábado; tiene reconocimiento oficial; el horario es de 9 a 3 de la tarde y el costo es realmente accesible. Para mayores informes: Dra. Rocío Magallón al teléfono 2303299.