También por parte de la casa hogar “Olga Tamayo”, se llevaron a cabo el día de hoy las jornadas gerontológicas, para ofrecer a los mayores y a sus familiares pláticas importantes que nos pueden ayudar a proporcionarles mejor calidad de vida.
Debemos celebrar a nuestros adultos mayores todos los días, ellos son un gran ejemplo para nosotros y debemos demostrarles nuestro respeto y nuestra admiración, y como comentamos en nuestro artículo de la semana pasada, con cuidados, atenciones, caricias y “apapachos”.
Ellos marcan la vida de las personas, todos o casi todos, hemos tenido la dicha de tener abuelos o algunos son ya abuelos, que son y serán siempre el pilar de la familia, de las nuevas generaciones y donde son ellos los que marcan la vida de los nietos, creando momentos que seguro ellos atesorarán y contarán luego a sus hijos y nietos, con una sonrisa, que lo dirá todo.
A todo ser humano nos gusta que nos quieran, nos amen y nos lo demuestren. El gran problema de los mayores es que se sienten abandonados. Debemos hacer un homenaje a los abuelos, recordar de dónde venimos para entender quiénes somos y ser agradecidos.
Por ejemplo, tenemos el caso de doña María, una mayor de alguna manera autosuficiente, deambula correctamente con su bastón, usa anteojos y que vive en casa de su hija, su yerno y sus nietos. Su hija, le sirve el desayuno temprano, antes de salir a trabajar, le coloca sobre su buró un vaso con leche, una rebanada de fruta y un pan de dulce. Todos se van y se queda sola; pero le encienden el televisor, para que vea las noticias. Ella casi no ve, casi no escucha, tiene 89 años. Su yerno sale también a trabajar, sus nietos a la universidad.
Todos ellos regresan alrededor de las 6 o 7 de la tarde, y cuando su hija entra a la habitación, le dice: “Pero mamá, porque no te terminaste el desayuno”, por supuesto que la mamá no sintió hambre, porque tendría que haber desayunado “sola”, ya que la televisión no es una grata compañía.
Doña María preferiría que, tal vez, si se pudiera, su hija desayunara con ella, antes de irse a trabajar y que quizá, le dejase un sándwich para el mediodía, y que alguno de los miembros de la familia, comieran con ella o por lo menos tuviera una cuidadora que estuviera al pendiente de ella o qué mejor, asistir a un centro de día donde pudiera platicar y relacionarse con personas de su edad.
Tenemos que demostrarles nuestro profundo agradecimiento y ayudarles a tener calidad de vida en esta última etapa de su vida.
Debemos cuidar la unión familiar, a través de los distintos miembros de la familia, dándonos el tiempo para escuchar a los demás y expresar lo que se siente; amar sin esperar nada a cambio, darle un beso, un abrazo, tomarlos de la mano, acompañarlos y demostrarles diferentes maneras del amor que sientes hacia ellos.
Es importante emprender proyectos con ellos, como por ejemplo, leer un libro, compartir con ellos, escuchar su opinión, olvidarnos por un momento del celular, la computadora, el ipod y el ipad. Estamos muy concentrados en las redes sociales, en conectarnos con personas que están al otro lado del mundo y junto a nosotros tenemos a nuestros mayores, y a veces, ni los buenos días les damos.
Aprendamos a ser generosos, a actuar en favor de otros, a escuchar y atender al abuelo, respetándolo, siendo responsable con nuestros actos ante ellos, siendo leales con nuestros seres queridos y alimentando nuestras tradiciones, recordando que ellos siempre han predicado con el ejemplo.
Quisiera concluir con una frase de Abraham Lincoln: “Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”.