Morelos cuenta con un millón 700 mil habitantes, casi el 10 por ciento del Edomex. o la quinta parte del DF y más o menos la tercera parte del vecino estado de Guerrero. Nuestras condiciones geográficas, la condición de paso desde el Pacífico o de la sierra guerrerense o de la misma Oaxaca, han hecho de esta pequeña entidad un sitio estratégico. Siempre ha tenido esta situación. Luego de los 70’s y 80’s se convirtió en residencia de un gran número de capos que la tomaron para descansar y, obviamente, realizar determinados negocios. Sin violencia todavía. Ésta tenía reflejo en los 70’s en Sinaloa; en los 80’s, en Guadalajara; los 90’s, en Baja California; en el 2000, en Tamaulipas, y en este decenio, prácticamente en la mitad del territorio nacional con Morelos incluido.
Nos gustaría que casas de medición de comportamiento social, político, comercial, empresarial y demás ubiquen a Morelos con su menos de dos millones de habitantes en lugares de privilegio. O estamos en “la cola” o nos colocan en “la punta”, nunca como en muchos años, en medio de la tabla, ni tan jodidos pero tampoco extraordinarios como la que nos encontramos ayer por ahí. Sostenemos contacto con gente de otras entidades, otros países y sale por necesidad el tema de la inseguridad en Morelos. Tratamos de explicarles que la realidad que vivimos aquí no es la que se describe en los medios que allá llegan. Definitivamente existen eventos que nos conmocionan y trascienden, como el operativo donde cae asesinado Marcos Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”, el 16 de diciembre del 2010. A partir de ahí calles y carreteras de Morelos se convirtieron en arena de combate entre grupos antagónicos, se poblaron de militares y policías y llegaron por consecuencia las acciones trágicas, como los jóvenes arteramente muertos, entre ellos Juan Francisco Sicilia, hijo del reconocido poeta y humanista Javier Sicilia.
Es desde Morelos donde parte la Caravana por la Paz, la Dignidad y la Justicia, sobraban razones para ello. Igual sucedió a principios del siglo pasado que desde estas tierras partían ideas libertarias que ayudaron a la Revolución. Pero de plano ese tercer lugar es exagerado y lo ponemos en la mesa del cuestionamiento. Que cada quien lo diseccione.
En Caliente
A principios de los años 90’s, en la avenida San Diego inició su operación un “book” (o libro de apuestas le dicen) para apuestas en deportes, carreras de galgos, caballos. Muchos asistíamos, sobre todo cuando las peleas de boxeo no podían verse ni en el cable. Era de la empresa Caliente de Jorge Hank Rhon, y uno de los socios era Armando Bejarano Almada, hijo del pésimo gobernador 1976-1982. Posteriormente, a inicios de esta década, se instalaron en Domingo Diez donde estuvo uno de los restaurantes más concurridos y mejor cocina de la ciudad, “Mister Grill’s” de la familia Morera. Ahí instalaron una sala de números o bingo además de la continuación del “book”. Decían que seguía siendo de Hank Rhon y se seguía viendo a Bejarano Almada.
En la actualidad, Morelos tiene en Cuernavaca cinco casas de ese tipo, sólo que a diferencia de Caliente las otras cuatro nada más operan máquinas de juegos y una más cuenta con un “book” (el “Jak” del centro Galerías). Se denominan Las Palmas, frente al ex casino de La Selva; Emotion, en Plan de Ayala contra esquina de Sanborn’s; el último, pequeño, en lo que fue el Hotel Marjaba. Existe otro en Cuautla que opera máquinas que trabajan con tickets o tarjetas.
Es una realidad, la gente acude cada vez menos --por la situación de crisis--, y los sucesos en Monterrey por supuesto que cimbran a cualquiera. Ya vemos, ahora sí, a los del SAT revisando que sean legales, a los de Protección Civil (éstos son vitales) para la revisión de instalaciones, extinguidores y tutas reales y prácticas de evaluación. Ya imaginamos el protagonismo.
El tema es que en Monterrey es obvio que un grupo criminal prende fuego al inmueble; no sabemos si imaginando o no las consecuencias. No se ha dicho si otro grupo los tenía “bajo contrato”. De manera natural, estos negocios se ligan por el imaginario popular con el crimen organizado. Va mucha gente de edad, acuden jóvenes, así que la satanización de estos negocios debe empezar regulándolos para dar seguridad a sus usuarios. La tragedia de la Sultana del Norte es un doloroso ejemplo de lo que hay que cuidar para evitarlo. Corresponde a las autoridades y a los dueños de estas franquicias lo siguiente.