Así de fuentes y de rumores se teje tu texto, que tiene incongruencias que cualquier constitucionalista vería en la resolución del TEE una aberración que invade jurisdicciones y se erige en un metapoder. La resolución del TEE no llega a tanto pero tampoco es pecata minuta lo que efectuó: haciendo gala de una interpretación que golpea la sensibilidad ciudadana al poner por encima de los derechos de ciudadanos los de los partidos políticos.
2. Y eso es lo más grave. En un contexto de precaria, si no es que nula, credibilidad de los partidos políticos, lo que hace el TEE es sentar un precedente al decir que cualquier partido político puede contratar un servicio profesional ante una empresa o determinado profesional y si no quiere no puede pagarlo, ya que no será alcanzado por demanda alguna y puede estar tranquilo porque puede gozar de total impunidad ya que sus prerrogativas en el IIE no se pueden embargar o lo que es lo mismo: son intocables.
Es cierto que al PSD se le puede achacar que no haga nada de transparencia, que navegue en la opacidad. Sin embargo, eso lo hacen todo los partidos, que adhiriéndose a un reducido espectro de variables que la ley de transparencia obliga se dedican a dar atole con el dedo a la ciudadanía. Mientras el ciudadano no pueda auditar, mientras se siga con el escamoteo de la información o se ponga en situación de clasificada y que la falta misma de cumplimiento a la ley de transparencia no derive en una revocación de mandato, todo se reduce a mero atole con el dedo.
Tu nota, como buen usufructuario de las bondades partidarias, sólo se centra un partido que ni debería de existir porque no representa alternativa alguna y sí onerosos gastos para quienes los mantenemos, pero de los ciudadanos que son atropellados por dichas estructuras partidarias, que no saldan sus cuentas nada, no refieres nada.
La verdadera esencia de la construcción de un espacio público democrático no sólo radica en dotar a los ciudadanos de mejores y más eficaces instrumentos de rendición de cuentas, de obligar (con medidas severas) a quienes reciben dinero público a ser transparentes, y que no puedan existir entidad de primera y de tercera, que los intereses de un partido están por encima de la ciudadanía.
Un saludo.
De Alberto Mújica
¿Y entre los reporteros, había algún o algunos destacados?
De Jorge Díaz Ortega
Señor Jaramillo:
Me refiero al comentario sobre la visita de Enrique Peña Nieto a la Cámara de Diputados en San Lázaro, donde hubo una auténtica “romería” o “destape extraoficial” del ex gobernador del Estado de México. Se me hace pequeña la cifra que maneja que saludaron y se fotografiaron con el distinguido miembro del grupo Atlacomulco (o lo que dicen queda de él) y es natural que “la caballada” enloquezca ante el inminente candidato del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de la República.
Es cierto que Morelos es uno de los estados que celebran elecciones para gobernador el mismo día del evento electoral federal, al que se agregan senadores y diputados federales. ¿Alguien cree que la sociedad está dispuesta a ser envuelta en la parafernalia electoral cuando vivimos con la zozobra atravesada en el pecho? ¿Por qué algunos políticos creen que con la renovación de la administración federal y la local en Morelos, terminará de un plumazo el clima de violencia en que nos han metido, respectivamente, Felipe Calderón y Marco Antonio Adame en estos últimos cinco años?
Los ciudadanos estamos lastimados en lo más profundo y, coincido con algunos articulistas –usted lo dijo hace dos días— no observamos ninguna luz al final de un túnel donde nos metieron sin consultarnos. Ofenden los discursos con bravatas de aspirantes del PAN como Ernesto Cordero de que no hay que dar ninguna tregua a la política federal en el combate a la delincuencia organizada. Es una guerra perdida y dudo mucho que el mexicano en general crea que con casi 52 mil muertos en los últimos años, sea este el modelo a seguir. Han satanizado, casi queman en la hoguera a las personas que hablan de buscar treguas con la delincuencia organizada. Se lee muy fuerte, pero nos gustaría conocer si Peña Nieto, Cordero o Josefina Vázquez Mota (que también es del discurso de continuar con la guerra perdida), tienen una fórmula que reduzca la tensión que padecemos los mexicanos.
¿A quién le interesa que los políticos se retraten con los que aspiran a las candidaturas de los partidos? Son acciones anacrónicas, dignas de personajes aventureros sin altura de miras. Tengo relación con empresarios morelenses, soy consultor, y me entero que a últimas fechas “el derecho de piso” a muchos de ellos les es exigido por gente que se dice parte de grupos delictivos. Varios de ellos optan por pagar las cuotas. Otros piensan abandonar la entidad. No confían en ninguna autoridad, federal, estatal como municipal, para buscar protección. Saben que es ponerse en manos de los propios delincuentes que tienen infiltrados los cuerpos policiacos.
Estoy desesperado, tanto por la baja en mi tarea profesional como por el futuro de las familias que vivimos en Morelos. Es por eso que si decenas o centenas se fotografían con los presuntos candidatos, solamente nos envían el mensaje de frivolidad con que se maneja la política en el país –y por supuesto en Morelos. Hace ya muchos años. Escribo a modo de catarsis porque si en tanto tiempo no somos escuchados, esta vez no creo sea la excepción.
Agradezco el espacio si es que le interesa transmitirlo a sus lectores, entre los que me cuento. Muchas Gracias.