Todavía hace dos meses parecían inmejorables las condiciones para que quienes encabezan los grupos fuertes del PRI se pusieran de acuerdo y dieran el ejemplo en el CEN del PRI llevando una propuesta de unidad. Vistas las posiciones como “pastel” y el sitio que indudablemente tiene el PRI en el liderazgo como partido en las preferencias ciudadanas, lo menos que lograrían es enrolarse todos y fortalecer un gobierno estatal y varios municipales con un Congreso, esta vez sí, con una mayoría que incida en beneficio de los morelenses. A los priistas les sucedió en 2009 como en el 2006 a los perredistas con el fenómeno AMLO: de pronto se encontraron con posiciones que nunca imaginaron y rápido perdieron la fuerza.
No ha habido humildad entre los contendientes que se mencionan más; se han dado golpes arteros, bajos, corrientes que los evidencia con una pobreza de vertebración política. En el resto con algunos mayormente avezados en estas lides se observa la prudencia; reconocen que los punteros tienen tanto órganos de control como estructura mayor. Sin embargo, la política se ausenta una y otra vez y aparece la intolerancia en algún caso y la ignorancia en otros. Ya lo anotamos en alguna ocasión no hace mucho: los equipos cercanos, los que integran los llamados “cuartos de guerra” deben ser reemplazados porque han entrado en desgaste y manejan sus propios intereses encima de sus jefes o proyectos. Es poco válido y nada ético. ¿Que no los detectan o están completamente en sus manos?
Quizá en este momento con la convocatoria aparecida ayer, como decían, ya conozcamos quién será el candidato del PRI al gobierno de Morelos. Pero si no les corre prisa y hacen la tarea profesionalmente como tiene que ser, en el CEN tendrán que hacer una evaluación honesta, reflexionada, de quién tiene mayor capital y cuáles son sus riesgos. Los aspirantes tienen la obligación de dejar sus expedientes completos y en el estado que se encuentren, porque es claro que desde el gobierno federal van a ir con todo en contra del candidato que sea y mayormente si tienen por ahí algún pendiente o no han sido lo necesariamente derechos con su dirigencia pero sobre todo con su base.
Lo que hacen los Morenos –y no son de Andrés Manuel-- ex gobernadores Joaquín Hendriks y René Juárez Cisneros, lo que opere el delegado Mendoza Kaplan (con quienes compartimos el placer de no conocernos, con los tres, por fortuna para las partes) es llevar a buen puerto los intereses de Enrique Peña Nieto que les asegura que sus propios intereses están a salvo. Dudamos que tengan un interés mínimo por Morelos los aspirantes y militantes de su partido. Vienen a hacer la chamba y punto.
¿Que qué les queda a los aspirantes priistas a la gubernatura? Perdieron la oportunidad de decidir ellos en su momento, optaron por golpearse y obligaron a que entrara la mano nacional. Es ahora lo que determinen en el CEN, que lo consultarán con Enrique Peña Nieto y optarán (aunque creemos que ya lo hicieron) por el que les represente mayor capital electoral y menores riesgos. No creemos que la incidencia de golpes a unos y otros sea factor fundamental para la decisión. Está el caso de Jorge Aristóteles Sandoval, ex presidente de Guadalajara, hoy convertido en candidato de unidad a una gubernatura que parece que va a ganar. Le dieron dos mulazos tremendos que solamente adelantaron la decisión. Seguramente ya lo esperaban. Esto lo escribimos el domingo casi a las seis de la tarde. No sabe el columnista qué va a pasar, pero hay cuestiones personales que superan el entramado político y hay que acudir a ellas.