Si bien es cierto, que en esa época no se conocían las naciones como las conocemos hoy día. Más bien, de lo que se trataba era de la interterritorialidad, pues aún no se reconocía a la existencia de las naciones. Muchos estudiosos de la educación superior como Carmen García Guadilla, Nelly Stromqist, Jane Knight, entre otros, ubican algunas etapas de la internacionalización y proponen que esta empezó en la Edad Media o Medioevo (del Siglo V al XV) y el renacimiento (Siglos XV y XVI). Esta etapa es conocida como convergente o transterritorial. En ese entonces, la movilidad de académicos y estudiantes era común y sin contratiempo en Europa, aquello que se examinaba en otros sitios era semejante a lo propio. Las universidades existentes eran de Boloña, Salamanca, Oxford o París. La temática predominante era la religión, la teología, aunque también se desarrollaron los estudios en derecho y medicina. La lengua común era el latín, como hoy lo es el inglés. La segunda etapa de la internacionalización la denominan divergente, se presenta a partir del año 1800 hasta la primera guerra mundial. En este periodo se mantiene cierta movilidad, pero se restringe para los profesores y estudiantes (en mucho menor medida) que tenían mejores condiciones, tanto políticas como económicas. Por cierto, circunstancia muy similar a la que ahora podemos observar en nuestro país y en el mundo. Sólo las clases con mayores recursos y la élite política tienen, mayoritariamente, esa oportunidad de desplazarse entre diversas ciudades y universidades, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. En esta segunda etapa, llegan la Reforma y la Contrarreforma en Europa y con ello se inician las fronteras, se tiende a privilegiar el interés nacional, por lo cual se fomenta la creación de Universidades propias. La libertad y la facilidad de la movilidad se limita, se exigen estudios locales para poder ocupar cargos importantes dentro de la administración pública de los estados. Después de la Segunda Guerra Mundial, hasta finales del Siglo XX, se presenta otro periodo denominado: etapa convergente internacional. Aquí estamos ante el retorno de la internacionalización. Esta vez, los motivos de la internacionalización europea están determinados por los estragos causados por las dos guerras mundiales y genera la migración de familias enteras y, particularmente para nuestro tema de hoy, de profesores europeos, principalmente hacia los Estados Unidos de América. En Latinoamérica, la movilidad de estudiantes y profesores se presenta pero de manera un tanto más limitada y comenzando a partir del segundo tiempo del Siglo XX y principalmente del Cono sur hacia el Norteamérica, incluyendo en esta parte del continente, a México y Estados Unidos. Los elementos que motivan esta etapa y esta zona, son el Desarrollo y, sobre todo al final del Siglo XX, la Globalización. Esta penetra en nuestros países, sobre todo en términos económicos, a partir de los tratados de libre comercio. Pero lo que aquí nos interesa es la Globalización del Conocimiento y ahora es pertinente definir este concepto que ha generado una gran cantidad de rechazo y resistencias entre la población, principalmente en el ámbito académico. Se define a la globalización como “el flujo de tecnología, conocimientos, personas, valores e ideas que circulan a través de las fronteras y que afecta a cada país de manera diferente de acuerdo a su historia, tradiciones, culturas y prioridades” (García Guadilla, 2010) No podemos dejar de lado el hecho de que esta globalización se mueve peligrosamente y de manera contundente hacia una tendencia mercantilista que implica el horror de la comercialización de la educación. Esto nos lleva a considerar que el Siglo XXI está arrancando con una nueva etapa, a la que García Gaudilla llama la “etapa convergente internacional y transnacional”. Siendo así, estaremos arribando en nuestros países a una educación orientada por el lucro, más que en la cooperación. En términos simples y llanos, se esta favoreciendo, no sólo la privatización, sino la llegada de trasnacionales de la educación. ¡Cuidado con ello! ¡Hasta la próxima!
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