Una de ellas es la rapidez del fenómeno: mientras que sabemos que en Europa se tardó más de doscientos años en llegar a los porcentajes de población mayor que ahora tiene, como lo veíamos en nuestro artículo de la semana pasada, nosotros lo alcanzaremos en menos de cuarenta años.
El proceso de envejecimiento presenta una transición demográfica especial, debido al descenso de mortalidad y fecundidad y también al aumento de la esperanza de vida.
El fenómeno de envejecimiento es un cambio anunciado desde mucho tiempo atrás, sin embargo, apenas comienza a prestársele la atención debida. La inercia es a tal grado, que en el presente siglo, el sector de la población con edades avanzadas será la que marque los rumbos económicos y sociales de esta nación.
Se requiere de una nueva visión social y cultural sobre los distintos segmentos de la población y su funcionamiento.
Los cambios sustanciales serán los siguientes: en las capacidades de trabajo, capacidades de productividad, en los patrones de demanda, de consumo de bienes y servicios, las necesidades de atención a la salud, los requerimientos a la seguridad social, las relaciones familiares, la conformación de redes de apoyo, las transferencias de recursos y los sistemas políticos y administrativos.
Recordemos que en 1950, los adultos mayores sólo representaban el 3.1% de la población total y que para el 2050, se estima que la mitad de la población serán adultos mayores.
Existe la necesidad imperiosa de formar conceptos propios sobre la vejez, realizar diagnósticos, prevenir tendencias y crear las políticas de población, de salud y de seguridad social, que tomen explícitamente en cuenta a la población envejecida, como parte relevante de la planeación social y económica del país.
La vejez produce un regreso a la dependencia hacia la familia en particular y hacia la sociedad en general, con sustanciales demandas de manutención y cuidado.
Es muy importante adquirir una cultura propia sobre el envejecer y morir, como parte de una identidad y un orden social.
En esta cultura de la vejez, es primordial el valor de vivir sanos y con bienestar, por lo que es importante preparar las etapas de la vejez en esos aspectos, de manera individual y social.
Algo que es importantísimo es: evitar a toda costa, los efectos negativos del envejecimiento.
Un punto además también interesante en la cultura del envejecimiento, es la salud que afecta al envejecimiento funcional en sus diferentes dimensiones: cronológica, biológica, psíquica, social y fenomenológica. La meta a seguir individual y socialmente es un envejecimiento exitoso. Pero las condiciones en México, por el momento, no son idóneas, lo que preocupa es la calidad de vida frente al deterioro funcional y muy gravemente, a las incapacidades.
La prevención de la salud debe tener un lugar preponderante. Se necesita asistencia geriátrica global, es decir, mejoras en las instituciones de salud y acciones sobre las principales enfermedades como son las cardiovasculares, los diabéticos, las osteoarticulares, artritis, demencias, decepción y obesidad.
La seguridad social y los servicios de atención a la salud son particularmente deficientes. La familia atiende y apoya la mayor parte de las necesidades de la vejez. Debido a la cultura que tenemos, se piensa que tan solo con la ayuda que reciben en casa y de la familia son suficientes. Las instituciones formalmente constituidas ayudan mucho en la atención de la población de las personas de edad avanzada.
Las redes de atención para adultos mayores, están otorgando apoyo necesario en muchos ámbitos para este sector de la población.
En Cuernavaca, los segundos martes de cada mes, en las instalaciones del DIF Chapultepec, se reúne la Red del Adulto Mayor de Morelos. Invitamos a todas las personas de la tercera edad o a personas que estén encargadas de los cuidados de los mayores, a participar y disfrutar de las actividades y beneficios de pertenecer a esta asociación.