Igual en la vida pública, donde ha hecho de todo y logrado casi el total de lo que un político puede planear en una larga carrera. Maduro pero joven, Morales Barud encara una estación más de su trayectoria ya larga, puesta para el análisis serio y responsable; una responsabilidad que le dará luz a su futuro inmediato y que lo mismo es la plataforma para que se convierta en el político de mayor aceptación en la entidad, o que lo frene y deje ahí su carrera: es el presidente municipal de Cuernavaca a partir del primero del año inminente.
En el PRI fue presidente de su partido en Puente de Ixtla, presidente municipal allá mismo, diputado local y el último presidente del Congreso los tres años en lo que llamaban la gran comisión de control único en la hegemonía priista, presidente del CDE del PRI; fue gobernador sustituto 1998—2000 cuando la licencia de Jorge Carrillo Olea. Académicamente un estudiante de excelente promedio en el campus Monterrey del TEC, licenciado en Economía y doctor en Ciencias Políticas por la prestigiada universidad de Austin, Texas. Digamos que es el único gobernador del estado con un doctorado de “a de veras”, no de los tantos hechos al vapor en los 12 años panistas. Y hablamos de la historia de la entidad como entidad federativa, casi siglo y medio.
Está su otro perfil, el de servidor público. Fue secretario general de gobierno con Jorge Carrillo Olea. Y tras su estancia en Texas, volvió a su terruño aceptando ser coordinador de asesores del panista Sergio Estrada Cajigal Ramírez, vía su ex compañero diputado Adrián Rivera Pérez, y en la administración reciente de Marco Adame, fungió como secretario de Desarrollo Agropecuario y de nuevo secretario general. Eran días, meses y años de inexistencia priista, cuya clase política aguantó hasta que empezaron a recobrar posiciones. No vacilaron. Es el punto que, todavía, algunos priistas colocan signos de interrogación sobre la firmeza de convicción partidista del doctor Morales Barud
Socialmente tiene un excelente perfil: serio, preparado, carismático, sencillo, decente, moderado, con el conocimiento general de la política, responsable, de trabajo, conciliador. Sin tache en cuanto a su conducta social. Estos valiosos ingredientes –que muy pocos en la política los logran—lo hicieron electoralmente rentable y ahí están los resultados. El PRI al que nunca renunció y cuando no estaba en actividad burocrática con el PAN, lo hacía saber, es el que lo postula, pero en la víspera de la toma de decisiones, se le mencionaba insistentemente como uno de los proyectos del PAN, lo mismo que el licenciado y notario Hugo Salgado Castañeda, morelense también destacado y coincidentemente funcionario en el último gobierno del PAN. Eran para la especulación y los que gustan de advertir, elementos pendulares que incidirían en el momento justo, por el partido que fuese, ya sea PRI, ya sea PAN. Esto que anotamos, lo subrayamos, es parte del comentario general de aquellos días que entra, obviamente, en el piso de la especulación y la posibilidad real.
Un hecho es que Morales Barud rescata al PRI Cuernavaca en circunstancias difíciles y no es coincidencia que Hugo Salgado sea en estos días, públicamente, el personaje más cercano a Jorge –recién estuvieron juntos en España—y se le ubique como uno de los aliados más influyentes del presidente municipal, sino es que su funcionario de mayor jerarquía con posible intención de relevo en el 2015. Una coincidencia más es que Hugo remplaza a Morales en la secretaría general de Carrillo Olea y cuando Jorge llega de relevo emergente por don Jorge, un lapso es Salgado el segundo al mando. Se aplica, en los hechos, que en la política no hay coincidencias, que es la palabra que hemos estado usando.
Jorge Morales Barud ganó Cuernavaca en condiciones muy especiales, porque votaron por él casi todos los priistas, algunos panistas y muchos apartidistas. Su caso es singular. Es un hombre con buena imagen pública, ya en el inicio de esta entrega hemos dado los por qué: es gente de buena familia, vertebrado con valores, esforzado y reconocido. Tiene más puntos, muchos, a favor que en contra. Seguramente y no obstante las adversas circunstancias, hará valer sus conocimientos financieros y políticos, para aprovechar los casi 300 millones de pesos que se registran en los primeros meses del impuesto predial y con la urgencia de la actual administración de entregar las finanzas sino sanas, cuando menos con estabilidad (por ello en el Congreso es viable que aprueben el refinanciamiento) y con las participaciones federales íntegras, sin manoseo alguno. De eso sabe bien.
Es importante señalar que es el PRI quien le permite el regreso a la representación popular y, de origen y porque las reglas así lo imponen, es con sus militantes y grupos con quien tiene un trato inicial. Su manejo institucional en relación al ejecutivo debe darse en el marco del respeto mutuo, nunca de la abyección. Si existen compromisos laborales con el PAN o algunos de sus personajes, Jorge será observado por los que le permitieron la llegada. El arribo a un cargo de poder no representa acciones unilaterales, arbitrarias o déspotas. Cuando menos en relación a otros políticos locales, Morales Barud junto con el beneficio de la duda, tiene una serie de elementos a favor más en su condición humana que lo lleva a lo social, que en el tema partidario.
La entrega total debe ser para la gente de Cuernavaca. La relación institucional es obligada. Le conviene a Cuernavaca y al gobernador Graco Ramírez que con la capital accesible abre una vía de gobernabilidad en tiempos complicados. Y la institucionalidad del doctor Jorge Morales Barud, conocida y reconocida, no debe tener confusión alguna con la inclinación cervical, más allá de los niveles de gobierno, más acá de la congruencia y el compromiso mayor que es Cuernavaca y Morelos, porque lo mismo da nacer en Puente de Ixtla que en Jojutla, Tetecala o Mazatepec, que en Mérida, Tijuana o Villahermosa si se vive con compromiso en Morelos. Todos somos iguales.
Pero ellos son los gobernantes y cada cual juega su rol.
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Hey
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