Según proyecciones de la Asociación Mexicana de Asistencia para el Retiro (AMAR), dentro de los siguientes 10 años se espera la llegada de unos cinco millones de baby boomers (estadounidenses nacidos entre 1945 y 1965), quienes se mudarán al país para pasar su retiro. Por lo tanto, necesitarán de instalaciones y atención especializada. Este efecto, conocido como Gray Tsunami, generará una demanda que abrirá nuevas oportunidades de negocio para cubrir las necesidades de consumo, recreación y esparcimiento de este nicho.
Por experiencia, la manutención de un adulto mayor requiere de entre $10,000 y $15,000 mensuales si están sanos. Si padece alguna enfermedad o necesita medicamentos, el costo se eleva a unos $25,000. Esta cifra se duplica si vive en casa, ya que se tiene que pagar por dos enfermeras que lo cuiden las 24 horas del día, lo alimenten, lo aseen y supervisen la toma de sus medicinas o sus visitas al doctor.
Sin embargo, contratar a una persona que lo atienda supone un fuerte gasto para las familias, en comparación con la cuota mensual de un lugar especializado.
Además, una casa de retiro, como comúnmente le llaman, aunque el nombre correcto debiese ser: centro gerontológico o residencia geriátrica, ofrece mejores cuidados y al mismo tiempo evita que se sienta solo, triste o abandonado, gracias a la convivencia con otras personas de su generación.
Una residencia geriátrica puede ser pública, social o privada. En ellas se proporcionan distintas alternativas ocupacionales para los adultos mayores, como actividades culturales, deportivas y recreativas, así como cuidados de salud y atención especial. Su objetivo es fomentar el desarrollo de todas sus facultades: físicas, mentales, emocionales, cognoscitivas, y ésta es la principal característica que las diferencia de los asilos tradicionales para ancianos.
En la mayoría de los casos, son los familiares quienes se acercan a estos lugares, ya que su dinámica laboral les impide estar al pendiente de sus parientes. Esto ocurre especialmente luego de una operación o cuando requieren cuidados especiales. Un menor porcentaje de clientes son los huéspedes que, por propia voluntad, se inscriben en estos lugares para tener una mejor calidad de vida, sin peligros y en compañía de gente afín.
Ambas necesidades se cubren, ya sea con la estancia temporal o el alojamiento permanente. Dependiendo del servicio, el costo promedio va desde $5,000 hasta $20,000 al mes, que incluye alimentos, lavandería, asistencia en su higiene personal, así como las actividades recreativas.
Las condiciones de vulnerabilidad y la modernización de las políticas públicas de atención al adulto mayor, han llevado a que éste sea un sector altamente regulado por las autoridades. Todo en base en la Norma Oficial Mexicana NOM-167-SSA-1999 para la Prestación de Servicios de Asistencia Social para Menores y Adultos Mayores, vigente desde el 17 de noviembre de 1999, donde se detallan los requisitos que se deben cumplir sobre el alojamiento y la operatividad de un centro. Se especifican las instalaciones, los espacios necesarios de acuerdo a las condiciones motrices de las personas, tanto para las que aún pueden valerse por sí mismas, como para quienes deben trasladarse en silla de ruedas.
Continuaremos con este tema la siguiente semana, y les recordamos las Jornadas Gerontológicas que se llevarán a cabo el día sábado 22 de mayo, en el Hotel Suites Paraíso, de las 9 de la mañana a las 3 de la tarde, donde habrá conferencias muy interesantes para los adultos mayores y sus familiares.