Después de su rescate en Estados Unidos, finalmente la pieza arqueológica identificada como monumento 9 Olmeca de Chalcatzingo o “Puerta al Inframundo”, está expuesta al público en el Museo Regional de los Pueblos de Morelos en Cuernavaca.
En un año, será trasladada a la zona de la que fue sustraída, en el municipio de Jantetelco.
Este jueves se llevó a cabo el acto oficial de entrega de esta valiosa pieza al pueblo morelense por parte de autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y las Secretarías de Cultura y de Relaciones Exteriores, que lograron con el apoyo de la Fiscalía de Nueva York, Estados Unidos, repatriarla 50 años después de haber sido robada.
El pasado 19 de mayo el monumento fue trasladado desde Denver, Estados Unidos, en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana al aeropuerto Mariano Matamoros.
Se colocó en el interior del Palacio de Cortés, donde expertos lo revisaron, limpiaron y realizaron la museografía para que sea apreciado por el público en general desde este jueves.
El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, enfatizó que “esta repatriación constituye la más importante recuperación de patrimonio arqueológico mexicano en lo que va del siglo XXI” y enfatizo que este gobierno ha puesto especial interés en la recuperación de piezas con valor histórico y artístico de México que de alguna manera fueron sacadas ilegalmente de la nación.
Comentó que de acuerdo con los testimonios recabados a la fecha, el también llamado “monstruo de piedra”, pudo haber sido sacado de la zona arqueológica mediante engaños a los pobladores, escondida como si fuera escombro en un camión.
Mencionó que anteriormente todos los valores arqueológicos eran concentrados en la Ciudad de México, pero ahora la política es que sean protegidos y permanezcan en sus lugares de origen, por lo que después de un año, el monumento 9 será enviado a la citada zona arqueológica de Chalcatzingo.
A la ceremonia fueron convocados integrantes del cabildo de Jantetelco, cuyo alcalde, Ángel Augusto Domínguez Sánchez, dijo que la población demanda que en el menor tiempo posible regrese a su lugar de origen este valor de la cultura olmeca. Para ello han pedido al INAH que se apoye con la adecuación del museo de sitio, donde podría ser resguardada.
Lamentó que en ese municipio exista hasta la fecha un constante saqueo, porque la comunidad está asentada en lo que fue una ciudadela, de tal forma que “basta con que rasques y en cualquier parte vas a encontrar vestigios”. Subrayó que ahora hay mayor sensibilización de la gente y cada vez es más común que entreguen esos hallazgos al INAH o los conserven.
De acuerdo con el titular del INAH, la pieza de gran formato data de dos mil 500 a tres mil años, ya que probablemente fue creada entre los siglos VIII y VI antes de Cristo; alcanza 1.8 metros de altura y 1.5 metros de ancho y pesa aproximadamente una tonelada.
Especialistas en la materia explicaron que es una muestra de la cultura olmeca que se extendió en Mesoamérica; similar a las cabezas gigantes olmecas y pertenece a un período previo incluso a la figura de Tláloc, dios de la lluvia.
La escultura está hecha en piedra granodiorita, con técnica de esculpido, representa una criatura fantástica de la que se emergía de las entrañas del universo a través de sus fauces. La piedra tuvo un uso ritual, probablemente en ceremonias relacionadas con el paso a otros planos. De ahí su nombre de “puerta al inframundo”.